Alfonso Castellano Tamarit. Imaginero
"La imagen del Silencio cuando llegó a Córdoba me marcó"
Cádiz le apasiona desde pequeño y el Carnaval le gusta mucho. Por eso, a sus 33 años ha decidido dejar Córdoba y abrir aquí su taller
P-M. DURIO CÁDIZ | ACTUALIZADO 02.05.2016 - 08:41
Alfonso Castellano Tamarit (1983) ha decidido dar un rumbo a su vida, cambiar de aires, buscar nuevas inspiraciones para seguir con su trayectoria profesional. Y ese cambio lo ha encontrado en Cádiz. O lo ha buscado en Cádiz, ciudad que este cordobés conoce desde pequeño y que siempre le ha apasionado. Aquí ha abierto recientemente su taller (en la calle Doctor Ramón y Cajal); y para darse a conocer, la pasada semana ha expuesto parte de su obra en la sede del Colegio de Enfermería. Y allí, mientras modelaba en barro una imagen de San Juan de Dios, mostrando así el arte de crear imágenes a todo el que entraba en el colegio, Castellano atiende esta entrevista.
-¿Por qué Cádiz?
-Desde chico he tenido mucho arraigo con esta ciudad a través de la hermandad del Silencio de Córdoba. Y aparte, me gusta mucho el Carnaval y la ciudad en general me gusta mucho. De niño, mis padres me traían aquí con las convivencias que teníamos con el grupo de devotos del Silencio. Me encanta Cádiz.
-El Silencio, además, es una imagen que tiene mucho que ver en su dedicación a la imaginería, ¿no?
-Yo he sido de siempre de la hermandad del Amor de Córdoba, y allí teníamos el Crucificado. Pero fue llegar el Silencio, que ustedes le llamáis el Desprecio, y se revolucionó la hermandad. Todos los jóvenes somos del Silencio. Ver esa imagen me marcó. Yo estaba entonces de panadero y decoraba el escaparate de mi jefe en Semana Santa. Y un año vio Marquitos los dibujos y me cambió la vida.
-¿Marquitos?
-Sí, Marco Augusto Dueñas, el imaginero que hizo la Santa Rafaela María para el Vaticano, que precisamente hace unos días estuvo en Cádiz impartiendo un curso de Arte Sacro. Él fue quien me sacó a mí a trabajar.
-Ha tenido usted varios maestros destacados.
-El que más considero mi maestro es Paco (Francisco Romero Zafra), que he estado cinco años con él. Y luego he colaborado con Antonio Bernal, con Miguel Arjona, que es el imaginero de Córdoba que junto a Cerrillo marcó una época y con quien trabajé en la restauración del palacio de la Diputación.
-¿Y cómo se calificaría usted como imaginero?
-No sabría cómo definirme.
-Hay quienes dicen que en su obra se refleja la huella de Romero Zafra.
-Eso es evidente, he estado cinco años limpiando, lijando y preparando piezas de él, y eso se te queda e influye. Pero también quiero desvincularme, para reflejar mi propia personalidad en mis obras.
-Cuenta en el currículum con más de 140 obras. ¿Cómo se llega a una producción tan amplia en tan poco tiempo? ¿Cuál es la clave del éxito?
-Llevo desde los 17 años trabajando, y todos los años se sacaban cinco, seis, siete u ocho, y algunos años más, del taller. Aparte de las restauraciones. Al principio, todo iba para Castilla la Mancha y para la provincia de Jaén. Allí es donde lo tengo casi todo. Y luego en Córdoba, claro.
-¿Y ahora en qué está trabajando?
-Pues lo más inminente es un relieve que estoy haciendo para la parroquia de San Pelagio de Córdoba, que presentaremos en junio; un San Nicolás de Bari para Úbeda; y un Resucitado para un particular de La Mancha. Y a partir de ahí estamos en conversaciones con varios proyectos, pero aún no están cerrados.
-¿Y cuál es la situación ahora mismo del sector? ¿Sigue notándose la crisis o empieza a cambiar algo?
-Desde hace un par de años está la cosa paradilla. Hay encargos y trabajo, pero no como hace unos años. Yo empecé a trabajar ya por mi cuenta en 2007, y entonces se movía la cosa. Ahora está todo más parado.
-Y las hermandades, que eran un pilar para los imagineros, han parado mucho su producción por falta de medios.
-Bastante. Y no solo en imaginería, también en bordado, en orfebrería, en todo. Hoy no se estrena como antes...
-¿Y entonces, cómo subsiste un imaginero?
-A través de encargos de particulares. Y también de los que hacen las parroquias. Básicamente, así es como vivimos ahora.
-¿Su traslado a Cádiz es algo puntual o definitivo?
-Yo espero y quiero que sea para siempre. De hecho, mi novia se viene ahora de Córdoba para acá. Así que la intención es quedarnos en Cádiz.
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