El niño es como una hoja en blanco en la que todavía no se ha escrito nada, ni la fecha, por lo que todos deberíamos tomar conciencia del papel de nuestras palabras y nuestros comportamientos, sobre lo que escribimos en esa hoja en que quedará fijado para toda la vida y a su vez determinará su modo de ser y de comportarse. Lo que se siembra se cosecha: Sembremos el bien y la virtud.
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