Dentro de apenas dos semanas los elegidos se subirán al estrado y por medio del atril, de la palabra, exaltarán la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.
Dentro de apenas dos semanas los elegidos serán los portavoces de la celebración y conmemoración de una nueva Semana Santa que como todas será única y también diferente.
Dentro de apenas dos semanas nuestros pregoneros pronunciarán ese texto tan mimado, tan cuidado, tan íntimo donde expresarán su amor por Cristo y nos enseñarán al resto su particular senda para llegar hasta Él.
Eso será dentro de apenas dos semanas aunque hoy os comparto mi dominical artículo publicado en exclusiva en INFORMACIÓN en el apartado que dirige y coordina mi buen hermano Pepe Moreno Fraile y que espero que sirva de antesala a modo de singulares peldaños para llegar a ese temido y deseado atril.
Quedan apenas dos semanas...
Jesús Rodríguez Arias
PALABRA DE
PREGONERO
Quedan justamente dos semanas para los que han
recibido el honroso privilegio de pregonar la Pasión, Muerte y Resurrección de
Cristo se suban a sus respectivos atriles y empiecen a desglosar cada párrafo
escrito a base de puros sentimientos, amables recuerdos, agradecidas
experiencias en torno a Jesús y a un carisma único como es el cofrade donde
cada vivencia es un apasionado requiebro de la fe tal y como nosotros la
experimentamos y mostramos de forma pública al mundo que expectante observa
como Cristo y María toman las calles con sones de grandes marchas, silencios
sepulcrales, largas penitencias mientras el azahar expande su delicioso olor
por cada rincón, plaza o balcón.
Sí, dentro de dos semanas se ofrecerá en cada
pueblo o ciudad de esta bendita España el Pregón de la Semana Santa.
Es el Domingo de Pasión un día especial se mire
por donde se mire, un día en el que se huele a incienso a cada paso pues en
muchas de nuestras Iglesias están expuestos en besamanos o besapies los distintos
Titulares de cada Corporación Nazarena y un gotear incensante de hermanos y
fieles quieren ofrecer sus más recónditas oraciones mientras dejan impresos sus
besos en las manos o pies del Señor y de su Augusta Madre.
Es el día cofrade por antonomasia y en las calles
se va respirando poco a poco a Semana Santa.
En el Teatro o lugar correspondiente donde se
celebre el Pregón tendrá el aforo completo de cofrades, familias y amigos del
pregonero al cual quieren escuchar ese texto tan bien guardado y seguro que
habrán modificado en alguna pequeña parte sustancial en el último de los
minutos pues eso siempre nos pasa a los que nos dedicamos a esto de escribir,
que nos cuesta mucho poner el punto y final.
Día de nervios, emociones, reconocimientos,
honores, agasajos merecidos a la persona encargada de exaltar al gran
protagonista de la Semana Santa y sin el cual nada de esto existiría: Nuestro
Padre Jesús.
Y en el acto del pregón se cumplen los sagrados
cánones del buen cofrade. Muchos defiende con solo la palabra el mensaje y
otros se ayudan de los “extras” para hacer una disertación más amena y que
conecte con todos. De ahí que en muchos pregones se abuse de los medios
digitales, escenarios diseñados al detalle así como otros tipos de
intervenciones que no digo que estén bien o mal sino que quita la pureza de lo
que es simple y llanamente lo que podríamos denominar como el “arte de
pregonar”.
Muchos ofrecerán un pregón de los que dará que hablar más allá de las puertas
del Teatro, esos son los que valen la pena, y otros no dirán absolutamente nada
pues se deslizan en las lindes de lo “políticamente correcto” donde la falta de
mensaje se llena con virtuosismo en la prosa o en el verso arañando momento
emotivos aunque obviando lo que en verdad importa.
Siempre he pensado que el mejor Pregón de Semana
Santa no es ese que consigue el aplauso inmediato sino el que tras terminar se
produce un silencio, molesto y desgarrador para algunos, para después aplaudir.
Esa intervención sin lugar a dudas ha conseguido el objetivo de hacer pensar,
de arañar las conciencias demasiado adormecidas entre tantas marchas y tanto
incienso que suele desvirtuar la realidad.
Es el pregonero el encargado de presentar a Jesús
y a su bendita Madre ante el atroz martirio de su Pasión y Muerte así como el
gran misterio de su Resurrección y hacerlo con palabras que lleguen a todos los
cristianos, los católicos, sean o no cofrades.
Dentro de dos semanas será de nuevo Domingo de
Pasión y elevo una oración al Padre para que todos los que tienen esta
importante misión de pregonar la Semana Santa se dejen guiar por la Luz de
Espíritu Santo que pone las palabras justas en el momento adecuado. Y hoy 28 de
febrero quiero recordar, rezar y dedicar mi artículo a la persona del Pregonero
de la Semana Santa de Cádiz, mi querido y admirado Jesús Devesa Molina.
¡Tuya, vuestra, es la palabra!
Jesús Rodríguez Arias
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