martes, 2 de febrero de 2016

LA MENOR IGLESIA DE ROMA





El oratorio de la Madonna dell Archetto, Nuestra Señora Causa de nuestra Alegría, en Roma


Por: Redacción | Fuente: es.arautos.org 



Caminando por las calles de la Ciudad Eterna, el visitante se depara con muchos oratorios que ostentan atractivas imágenes de la Santísima Virgen, que los romanos llaman cariñosamente madonnelle . Se encuentran en los ángulos de palacios o de simples casas, en plazas y, con frecuencia, al final de algún callejón.
En casi todos, la imagen de María está adornada con una hermosa moldura y acompañada, a cada lado, por artísticos faroles.
Como todas las cosas surgidas bajo el influjo benéfico de la Santa Iglesia, esos oratorios tenían también una utilidad secundaria, pero no carente de importancia en un tiempo donde la iluminación pública era muy escasa: sin las luces de sus faroles, la mayor parte de las calles de Roma permanecerían completamente a oscuras.
Antaño eran miles, hoy no superan los quinientos. El más famoso es el oratorio de “Nuestra Señora Causa de nuestra Alegría” ( Madonelle Causa Nostræ Lætitiæ ), que tiene una historia encantadora.
Está ubicado en un callejón del centro de Roma, bajo un archetto (pequeño arco, en italiano).
Por eso, su imagen fue conocida desde siempre con el nombre de Madonna dell'Archetto. El pueblo solía reunirse para rezar frente a ella, atraído por su belleza y dulzura, como también por el recogimiento de ese pequeño rincón.

El 9 de julio de 1796, ante la inminencia de que la Ciudad Eterna fuera invadida y saqueada por ejércitos enemigos, un gran número de fieles se reunió ante la Madonna dell'Archetto , implorando por intermedio suyo el auxilio divino. Después de rezar el rosario, comenzaron a recitar la Salve.
Y cuando pronunciaban las palabras “vuelve a nosotros esos, tus ojos misericordiosos”, la pintura de la Santísima Virgen movió sus pupilas, dirigiendo a los presentes una mirada llena de ternura y afecto.
¡Sorpresa y júbilo de todos! Tanto más porque el milagro se repitió, e incluso, comenzó a producirse en las imágenes de algunos otros oratorios más.
El hecho dividió a la opinión pública.
Por un lado, los enemigos de la religión alegaban: “Eso no es más que una ilusión óptica, efecto del calor del verano romano o... del estupendo vino italiano” .
Sin embargo, la piedad lúcida de los fieles no hizo caso a las burlas de los incrédulos y pudo comprobar científicamente la amplitud del movimiento de los ojos. Un riguroso proceso canónico confirmó la autenticidad de los milagros, no tan sólo en la Madonna dell'Archetto sino también en otras doce madonelle .
Pasadas unas décadas, ante el flujo creciente de devotos, el callejón de la Madonna dell'Archetto fue transformado en una recogida capilla. Poco tiempo después fue elevado a la categoría de Santuario. Es la menor iglesia de Roma y, tal vez, del mundo.

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