lunes, 25 de mayo de 2015

¿CÓMO FUE LA RELACIÓN ENTRE EL BEATO MONS. ROMERO Y EL OPUS DEI?


Licencia de conducir del Beato Mons. Óscar Romero. Foto: David Ramos / ACI Prensa.SAN SALVADOR, 25 May. 15 / 08:12 am (ACI).- El hoy Beato Mons. Óscar Romero encontró dirección espiritual y confesores en los sacerdotes del Opus Dei en San Salvador (El Salvador), y tuvo un profundo cariño por la institución. Sin embargo, los hechos que rodean esta cercanía se han visto opacados por la polarización que vive ese país.
El nuevo Beato Mons. Óscar Romero fue beatificado el 23 de mayo en una ceremonia realizada en la Plaza Salvador del Mundo, en San Salvador. Al evento se estima que asistieron más de medio millón de personas.
El Arzobispo mártir de San Salvador tuvo como director espiritual, desde inicio de la década de 1960, a un sacerdote de la Obra, como se conoce también al Opus Dei.
Se trataba del P. Juan Aznar, a quien le aseguraría luego en cartas que “nadie más que usted mismo comprende mi alma” y que “no olvido nunca sus sabias orientaciones”.
Más adelante, cuando el P. Aznar tuvo que viajar a Costa Rica, asumiría como su nuevo director espiritual y confesor el entonces P. Fernando Sáenz Lacalle –también del Opus Dei–, que algunos años más tarde sería también Arzobispo de San Salvador.
Carlos Mayora Re, columnista del periódico salvadoreño El Diario de Hoy, compartió con ACI Prensa los resultados de sus investigaciones sobre la relación del Opus Dei y Mons. Romero.
“Yo me hice la pregunta ‘¿cuál es la relación de Mons. Romero con el Opus Dei?', pero más importante es ¿por qué se relaciona Mons. Romero con el Opus Dei?”, dijo, apuntando a la “relación ininterrumpida” entre la década de 1960 hasta el día de su muerte.
El 8 de octubre de 1974, Mons. Romero, entonces recientemente nombrado Obispo de Santiago de María (El Salvador), se reunió con San Josemaría Escrivá.
Ese encuentro, según relató el Prelado salvadoreño a un sacerdote del Opus Dei, lo “había dejado hondamente impresionado”, y señaló que se sintió “confortado en su fe por San Josemaría y que el fundador del Opus Dei le había abrazado, haciéndole sentirse querido y acompañado”.
Para Mayora Re, el factor clave para la cercanía de Mons. Romero con el Opus Dei fue que el nuevo Beato “tenía muy clara la llamada universal a la santidad, que después la recoge el Concilio Vaticano II, que es además el núcleo del espíritu del Opus Dei”.
“A nivel personal hay una relación de amistad y de concordancia en cuanto a la búsqueda de la santidad”, dijo.
Mayora Re criticó a autores como la cubana María López Vigil, autora del libro “Piezas para un retrato”, sobre la vida de Mons. Romero porque “hay varias citas con respecto al Opus Dei que están realmente distorsionadas, porque no se concuerdan lo que Mons. Romero dice y hace, con lo que está ahí recogido”.
Este tipo de autores, señaló, dicen que Mons. Romero se alejó del Opus Dei porque este era conservador y él ya no era conservador. Esto, sin embargo, no encuentra asidero en los hechos.
En marzo de 1979, por ejemplo, Mons. Romero expresó su aprecio y bendición a la Obra en una foto firmada.
“Bendigo con cariño de pastor y amigo al ‘Opus Dei’ en nuestra Arquidiócesis”, escribió en esa ocasión.
El 23 de diciembre de ese año, tres meses antes de su martirio, Mons. Romero agradeció en su homilía una carta enviada por el Beato Mons. Álvaro del Portillo, sucesor de San Josemaría Escrivá en la dirección del Opus Dei.
Pero hay un episodio casi completamente desconocido sobre cómo el Opus Dei acompañó hasta el lecho de muerte a Mons. Romero.
Carlos Mayora Re señaló que entre los testimonios recopilados figura el de María Alicia Rosales, “la portera, la telefonista de la clínica salvadoreña, el hospital en donde llevan a Monseñor inmediatamente después que le hieren”.
“En su testimonio, esta señora dice que ve entrar a Monseñor y le habla a una persona conocida -específicamente mi mamá- y le dice 'acaban de traer a Monseñor herido', porque no sabía que estaba muerto”.
En ese instante, dijo Mayora Re, “mi mamá le habla a Mons. Fernando Sáenz Lacalle y le dice acaban de traer a Monseñor herido. Mons. Sáenz Lacalle deja todo lo que está haciendo y se va al hospital y le da los santos óleos a Monseñor”.
Esa misma mañana, Mons. Sáenz Lacalle había compartido con el Beato y otros sacerdotes una de sus acostumbradas reuniones, en la que dialogaron, a pedido de Mons. Romero, sobre un documento de la Santa Sede sobre la formación en los seminarios.
Minutos después de las 6:00 p.m. (hora local), cuando celebraba la Misa en la capilla del Hospital de la Divina Providencia, Mons. Romero recibió el disparo en el pecho que acabó con su vida.

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