15 de agosto, festividad de la Virgen castiza
Era una copia, como tantas otras, del lienzo original de Nuestra Señora de la Soledad, pintado en 1565. Esta imitación, de escaso valor artístico, rondaba los arrabales de Madrid a finales del siglo XVIII. Unos niños que jugaban en los alrededores de un solar contiguo a la calle de la Paloma encontraron el cuadro al lado de una pila de muebles cuyo fin era la hoguera. Lo recogieron para jugar, pero una vecina del barrio, Isabel Tintero, vio la escena y les arrebató la Virgen de las manos. «Gran devota de María, la vecina puso el cuadro en su patio. El párroco de la zona fue un día a casa de esta familia y vio a todo el vecindario rezando el rosario. Él decía que esa gente, que era muy libertina, había vuelto a la fe gracias a la imagen. Por eso, tres años después pidió permiso a la Corte para construir una capilla». Lo explica Gabriel Benedicto, párroco actual de la Paloma y adalid de la reconstrucción del templo que este año podrán disfrutar los madrileños y curiosos que se acerquen hasta el barrio castizo el 15 de agosto.
El objetivo de las obras ha sido el mismo que tuvo Tintero hace tres siglos: que todos los vecinos y turistas de la zona puedan acercarse a contemplar el cuadro, sea la hora que sea, sea el día que sea. «Hemos acristalado el atrio para poder tener el espacio sagrado resguardado y, a su vez, que las puertas del templo puedan permanecer abiertas todo el tiempo que haga falta para que la gente pueda contemplar y rezar ante la imagen», afirma Benedicto.
De generación en generación
Aunque muchos relacionen las fiestas de la Paloma con las gallinejas, la cerveza bien fría y la música en las plazas, no hay más que acercarse por la calle de la Paloma número 19 para ver que están equivocados. El año pasado «eran las 3:30 horas de la madrugada y todavía venía gente a ver a la Virgen. Muchos no son católicos practicantes, pero tienen mucho cariño a la imagen, porque han recibido esta devoción en la familia», explica el párroco. «Este año volvemos a tener la iglesia abierta toda la noche del 14 al 15 de agosto. Tendremos una vigilia de adoración al Santísimo, que se quedará expuesto».
El sacerdote se sorprende de los cientos de visitas durante la fiesta grande. «Hay gente que viene a conocer la imagen porque sus abuelos eran madrileños y quieren ver con sus propios ojos cómo es el barrio y la parroquia de la que tanto les han hablado». Otros se han ido a vivir fuera, pero vuelven a casa por la Paloma. También «se siguen presentando cientos de niños a la Virgen, algo que se lleva haciendo siglos. Nos encontramos cada día a padres que fueron presentados aquí, y quieren ahora hacer lo propio con sus hijos».
Una devoción extramatritense
La devoción a la Virgen está muy extendida en diversas partes del mundo. Este año, entre los actos festivos que comenzarán el 6 de agosto con el inicio de la novena –a las 19:30 horas–, la comunidad paraguaya en Madrid bailará y cantará en honor a la Virgen. Será el sábado 13 de agosto. El viernes, todas las asociaciones castizas del barrio celebran su día en torno a la Virgen con música, baile y limonada. Incluso un equipo alevín de fútbol que ha ganado un torneo presentará el trofeo a la Madre más castiza.
Cristina Sánchez Aguilar
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