martes, 2 de agosto de 2016

CONTRA EL REBAÑO DIGITAL; POR AGUSTÍN DOMINGO MORATALLA




Sección - Marinero en tierra

Contra el rebaño digital

Cada vez hay más gente con dispositivos móviles en las playas. Nuestra hiperconexión es tan grande que no podemos prescindir de los dispositivos móviles en el campo, la playa o la piscina. Siempre tenemos un argumento disponible para demostrarles a nuestros amigos que lo llevamos por alguna perentoria necesidad: el niño, la familia, el coche, los abuelos, etc. El número de excusas es tan grande que al final tenemos que preguntarnos ¿hay algo de verdad o es una racionalización próxima al autoengaño?

Antes decíamos que era un problema de nuestros hijos porque ellos han nacido en la era digital y son nativos digitales. Hoy se ha reducido la brecha digital y cada vez es menor la distancia que separa a los ciudadanos analógicos de los digitales. Para describir este nivel de hiperconectividad y ciberdependencia, los expertos anuncian la llegada de una nueva generación que no podrá vivir sin conexión, seres que en los próximos años vendrán a la luz en el útero digital. De hecho, algunos niños se acercan a la pantalla de televisión y pasan el dedo creyendo que funciona con el simple deslizamiento. Es más, algunos pequeños intentan maximizar y minimizar el mundo real como si fuera el mundo virtual. Creen que sus dedos son pinzas con las que agrandan un gorrión o meten en el bolsillo a un elefante. Han nacido en la Galaxia de Steve Jobs y apenas entienden a los libroadictos de la Galaxia Gutenberg.

Está emergiendo una sociedad de las pantallas que despierta fascinación en todas las generaciones, de hecho, es muy difícil entender la vida cotidiana sin la presencia de las pantallas de los dispositivos móviles. No cuestionamos lo que aparece en ellas, como si todo lo que nos muestran fuera real y verdadero. De hecho, quien no está conectado y quien se resiste a entrar en el mundo digital ya ha sido catalogado como “idiota digital” (Byung-Chul Han). Si algún padre con hijos preadolescentes se ha resistido a que su hijo tenga móviles, ya sabe que será estigmatizado como analfabeto digital. Incluso corre el peligro que desde el departamento de orientación educativa le llamen al orden por generar en sus hijos un trauma o problema de integración y adaptación escolar.

La hiperconectividad está generando una nueva cultura para la que no estamos preparados. Y con facilidad caemos en la Infoxicación, es decir, en la toxicidad de la hiperconexión a la que nos empuja la sociedad de las pantallas. El mundo 2.0 está generando una mentalidad de colmena y transformando la forma de organizar la sensibilidad, es decir, está cambiando la forma de entender el espacio y el tiempo. Son buenos estos días para hacer dieta y ayuno digital, incluso promover lúcidas experiencias familiares de silencio. Un revolucionario viaje hacia uno mismo para ponernos en forma y distanciarnos del rebaño digital.

Agustín Domingo Moratalla


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