lunes, 2 de mayo de 2016

MONS. D. DEMETRIO FERNÁNDEZ: DIOS HA PUESTO SU MORADA EN EL CORAZÓN DEL HOMBRE


Mons. Demetrio Fernández / Flickr Iglesia en Valladolid (CC-BY-SA-2.0) El Obispo de Córdoba en España, Mons. Demetrio Fernández, ha enviado su carta semanal pastoral en la que habla de cómo Dios está en cada persona y explica que “las tres personas divinas, Padre, Hijo y Espíritu Santo han puesto su morada en el corazón del hombre, se han convertido en mis huéspedes, se ha roto la soledad que aísla”.
El Obispo afirma que, de esa manera, Dios lleva a su plenitud lo que tenía “proyectado desde el principio: acercarse al hombre, entablar con cada uno de nosotros una relación de amor para hacernos partícipes de sus dones, de su misma vida”.
“Jesús es el nuevo templo de Dios, porque en él habita la plenitud de la divinidad. En Jesús Dios se ha acercado plenamente al hombre y el hombre encuentra a Dios sin otras mediaciones”, explica Mons. Fernández.
De la misma manera, el Prelado precisa que la oración consiste en “caer en la cuenta de esa presencia en el alma de las tres Personas divinas, con las que podemos entablar coloquio, sentirnos seguros y protegidos, amar porque somos amados”.
Por eso Santa Teresa de Jesús decía que se sentía “habitada” por las personas divinas o San Juan de la Cruz y Santo Tomás de Aquino quienes tuvieron también vivieron experiencias similares de amor de Dios y de presencia de las tres Personas del único Dios en el alma.
Mons. Fernández subraya que la oración, el trato con Dios en sus tres Personas, “nos hace conscientes de que viven en el alma por la gracia santificante”.
Por eso, para quienes conocen esta verdad “no existe la soledad insoportable que encierra en uno mismo” porque, en palabras de San Agustín: “Dios es más íntimo a mí mismo que yo mismo”.
Esta inhabitación de las tres Personas divinas en el alma en gracia permanecerá para siempre, incluso en el cielo, en donde, según explica el Obispo, “tendremos cara a cara la presencia de Dios, sin ninguna mediación temporal”.
“El don del Espíritu Santo será la plenitud de la Pascua: Jesús pasa por nuestra vida y nos deja el don de Dios Amor, para enseñarnos a amar”, afirma.

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