En el convento oscense de Santa Clara
Sara Miriam Orozco Martins, natural de Ronda (Málaga) y de 28 años de edad, celebrará su Profesión solemne el lunes, 2 de mayo, a las 12:30 horas, en la iglesia del Convento de Santa Clara de Huesca, donde reside desde hace dos años. Nació el 5 de junio de 1988 y, con 18 años, entró a un convento de hermanas clarisas
Al dar este paso se siente «feliz y muy ilusionada, pero al mismo tiempo experimento el estremecimiento que me hace descalzarme ante tan gran misterio». Confiesa que es un don inmerecido ante lo cual responde con estas palabras: «Hágase en mí según tu voluntad». Este día también es motivo de alegría para su comunidad, no sólo por lo que supone el paso, sino porque es un hito importante para este convento, en el que viven actualmente seis hermanas clarisas y en el que hace más de 40 años que no tiene lugar ninguna Profesión solemne.
Sara Miriam explica agradecida que «la mano del Señor ha sostenido y guiado mi historia desde siempre, aún en los momentos en los que yo lo he rechazado y me he querido alejar de Él, y ha puesto en mi corazón, como en todo corazón humano, la inquietud por la búsqueda de esa vida abundante que solo Él puede dar».
Tras buscar en muchos caminos y errar en varias ocasiones, confiesa, «el Señor tuvo misericordia de mí, que andaba como oveja perdida, y por medio de unas hermanas clarisas que me invitaron a hacerles una visita, pude darme cuenta que mis sueños e ideales de fraternidad, de un mundo mejor, mi vacío por vivir en un mundo materialista, mi sed de un amor verdadero,… todo esto solo podía encontrarlo en Él y a partir de ahí, mi vida solo tiene sentido en Él, por Él y para Él».
Se describe como una persona movida por la inquietud de la búsqueda, idea que encuadra su historia y que refleja en uno de los versículos elegidos para su Profesión solemne: «Oigo en mi corazón: buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, Señor». A lo que añade esta cita de san Agustín: «Nos hiciste, Señor, para Ti, y nuestro corazón anda inquieto hasta que descanse en Ti». Esta inquietud de la búsqueda es lo que ha plasmado en el recordatorio para este día, en el que aparece un camino, con unas sandalias y un cordón «como símbolo de nuestro carisma». «Como peregrina y advenediza en este mundo quiero seguir las huellas de Cristo pobre y crucificado a ejemplo de nuestra madre santa Clara. Y en el horizonte el rostro de Jesús, como meta de este camino pero también como guía y compañero, que con su mirada alienta los pasos, calienta el corazón y suscita en él continuamente su llamada», apunta.
Al reflexionar sobre las vocaciones ofrece una visión esperanzadora, si bien en España no hay tantas vocaciones, existen otros lugares del mundo en el que no cesan de surgir. «En el mundo hay mucho ruido, el ambiente no es propicio, es todo muy ambiguo y es más difícil que surja la semilla de la vocación, pero también percibo que hay muchos jóvenes cansados de tantas cosas descafeinadas que les ofrece la sociedad». Por ello, los anima a que no paren de buscar, a que no dejen apagar la llama de la inquietud en su corazón y a que sean valientes para arriesgarlo todo. «El Señor nos creó para cosas grandes y el mundo nos está esperando…», concluye.
Diócesis de Huesca
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