domingo, 21 de febrero de 2016

* FUNCIÓN PRINCIPAL DE INSTITUTO.







Cada domingo de Cuaresma en las Iglesias y Capillas donde radica una Hermandad se va celebrando la respectiva Función Principal de Instituto.

Hoy en mi dominical artículo publicado en exclusivo en INFORMACIÓN en el apartado que coordina y dirige mi buen hermano Pepe Moreno Fraile he detenido mi paso para escribir sobre esta Solemne Función.

Jesús Rodríguez Arias









FUNCIÓN PRINCIPAL DE INSTITUTO




Cada domingo de Cuaresma en las Iglesias o Capillas donde radica una Cofradía se celebra  se celebra la Función Principal de Instituto que es el colofón de los cultos a los benditos Titulares de cada Hermandad que se han venido celebrando en los días anteriores.

Son los Cultos Cuaresmales de gran importancia para dar solidez a la vida cristiana de los hermanos cofrades que conforman la Hermandad en cuestión. En los días que duran los mismos el sacerdote celebrante, muchos de ellos invitados expresamente para tan importante ocasión, araña las entrañas de nuestra propia fe abriéndonos esa ventana entre lo espiritual, lo vivencial, lo apostólico, así como en lo mundano que nunca olvidemos  en nuestro campo de acción para llevar el Mensaje del Dios a la calle.

En esta sociedad ciertamente indolente en la cual todos tenemos problemas de cuello y cervicales de tanto mirar para el “otro lado” es bueno que en este tiempo litúrgico aparte del trabajo propio para llevar a cabo todos los cultos internos y externos que mandan nuestras propias reglas o estatutos viene bien que detengamos el paso y nos miremos de fuera para adentro. A lo mejor nos llevamos una sorpresa agradable o no aunque si necesaria en todos los sentidos para seguir creciendo en la fe que nos une a todos los cristianos, los católicos, en Cristo Jesús.

Es la Función Principal de Instituto de cada Hermandad y Cofradía uno de los momentos más importante de la Corporación Nazarena en cuestión pues podremos decir sin temor a exageración que es el gran día de la Hermandad, de los hermanos, en torno a Jesús y María sea cual sea la advocación que tengan.

En ella los rectores de la misma recibirán a los hermanos haciéndolos sentir en casa. Es un día no tanto de puertas abiertas como de corazones abiertos pues todos los que conforman la “nómina” de la Hermandad son entre sí hermanos y punto. No olvidemos, pues lo hacemos demasiado a menudo, que no hay hermanos de primera ni segunda categoría y el que piense así mal camino lleva.

Día de Misa solemne donde se cuida hasta el mínimo detalle en su organización, de rostros emocionados recordando aquellos años que no volverán pero que a fuerza de gozarlos se viven a diario, de nervios pues salvando la Misa preparatoria de la Estación de Penitencia o Salida Penitencial no existen otros cultos que nos hagan poner la piel de gallina y donde nos acordemos más si cabe de esos hermanos nuestros que ya habitan en la Casa de Hermandad eterna.

En esta Eucaristía se suele realizar pública protestación de fe donde todos la hacen suya besando el Evangelio. Un momento bonito, solemne pero sobre todo muy importante pues nos estamos comprometiendo delante de todos a vivir en Dios e incluso morir por Él si hiciera falta.

¿En verdad sabemos a que nos comprometemos cuando el domingo de Función Principal de Instituto proclamamos nuestra fe de forma pública y notoria? ¿Cuando sellamos todo con un beso al Evangelio somos conscientes de lo que juramos guardar fidelidad? Y si es así, ¿Por qué a menos que canta un gallo caemos siempre en la misma piedra?  Pienso que siempre tropezamos porque al final nuestra soberbia no nos deja ver, sentir e impregnarnos del Amor de Dios que se traduce también en nuestros hermanos.

Domingo de Función Principal de Instituto, de Hermandad en estado puro, de hermanos en un mismo apostolado. Domingo radiante aunque llueva y ventee, domingo de Jesús y María, de solemne Eucaristía, de proclamación pública de Fe así como de almuerzo de Hermandad. Domingo entre hermanos unidos por un mismo pegamento, el más eficaz de todos, que nos salva, regenera y nos hace valientes: Dios.

Desde mi Atalaya, en mi bendito pueblo de Villaluenga del Rosario, os deseo un Feliz Domingo de Función Principal de Instituto mis queridos hermanos cofrades.

Jesús Rodríguez Arias

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