Es cierto y no se descubre nada nuevo, que el mundo padece una auténtica crisis no sólo económica, sino otra más profunda e importante todavía cuya causa no se encuentra exclusivamente en la falta de dinero precisamente.
En este sentido creo que no sería apropiado constatar la existencia de un país rico y otro pobre. Ni tampoco diferenciar de que existe mundo blanco y otro negro; solamente hay -un mundo- y mientras este concepto generalizado exista, sin que exista la ‘conciencia’ particularizada de los hombres ‘aceptando’ que no hay un hombre rico ni otro pobre, sino ¡un hombre! Poco o nada se podrá resolver.
Y no son suficientes las declaraciones de buenas intenciones en las que concluyen ‘las reuniones de los jefes de estados’ para erradicar el hambre, que se cierne sobre él, mientras no se realice una decidida, equilibrada y justa distribución de la riqueza.
Sin embargo -la crisis de valores- que también adolece el mundo, quizás sea más grave que la anterior, porque no se basa en el dinero exclusivamente, sino en la ausencia de los valores de las virtudes, de la ética y de la moral, que no cuestan nada adquirirlas, dado que se aprenden por el testimonio de la repetición y de sus ejemplos.
Pero los ejemplos que la sociedad nos muestran hoy, son preferentemente el ocio, el divertimiento desenfrenado y el -todo vale- que aún siendo legítimos deben estar sujetos a las formas y al respeto sobre los demás. ¡Misericordia Señor!
Tal vez se evidencia un puente en la enseñanza entre Abuelos y Padres dice el Papa Francisco. Y se basa en la pregunta que le hizo a un niño en la entrevista de los Miércoles sobre quien le había enseñado a rezar. Y éste le respondió ¡Mi Abuela!
Otro ejemplo que resume los otros anteriores, se trata de la sencilla práctica cristiana desaparecida de la mayoría de los hogares, referida a ‘la bendición de la mesa’ porque esta práctica significa, un preciado trampolín eficaz para despertar en el niño su espiritualidad desarrollándola.
Los jóvenes son los continuadores de las generaciones anteriores y como tal, también establecen el puente de unión entre una y otras. Y aunque los hay muy buenos y formados. Tenemos a otros desorientados, a los que les diría cariñosamente ‘piensa que tú vale mucho para Dios’. Ven a ésta hermandad porque ‘te necesitamos’ y tú tal vez también la necesites.
Y si el afligido invoca al Señor, Él lo escucha. Frase contenida en el salmo 33. Que se ha convertido ya en el segundo lema de nuestra querida hermandad después del Vía Crucis de 2014. Sin descuidar el primero y principal: Super Omnia Christus.
El presente artículo ha sido publicado en el reciente y anual Boletín ‘Siembra’ de la Hermandad Sacramental de los Afligidos por su ex hermano mayor, José María Vieytes Beira. Y en el blog SED VALIENTES, por gentileza de Jesús Rodríguez Arias.
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