Este sábado 30 de septiembre San Fernando vivirá una nueva cita para la historia cofrade y de la Ciudad con la Procesión Magna Mariana. Este sábado muchos, aun en la distancia, recordaremos la extraordinaria Procesión Magna celebrada allá en 2010.
Día para vivir con y desde la intensidad.
Un día que dirá al mundo que La Isla es Mariana.
Y de esto hablo a mi modo y manera en mi semanal artículo en San Fernando Información.
Jesús Rodríguez Arias
ISLA MARIANA
Que La Isla es mariana lo saben en Gallineras hasta la calle Ancha, lo saben en la Pastora y hasta el viejo Puente Zuazo que adormece en el abandono cuando fue un importante trozo de la historia de nuestra España.
Lo saben en la Ardila, Camposoto y Cristo Viejo, lo sabe quién degusta el buen pescado en la Cantina del Titi – Bartolo y en la Venta de Vargas, lo sabe hasta el viejo Castillo de Sancti Petri y las callejuelas de mi infancia.
Que La Isla es Mariana de este a oeste, de sur a norte, de la Ardila a San Carlos, de la Bazán a la Carraca, en cualquier sitio y lugar donde habite un cañaílla en cuerpo y alma. La Isla es marinera y por siempre mariana.
Llegó la semana en la que se celebrará la Procesión Magna Mariana. El próximo sábado 30 de septiembre estará subrayado en la agenda cofrade de La Isla, provincia, de muchos rincones de nuestra Andalucía y de España. Antes, el viernes 29, se celebrará un Rosario de Antorcha que partirá desde la Iglesia Mayor de San Pedro y San Pablo a la Conventual del Carmen donde estarán todos los simpecados y estandartes marianos de las cofradías. Así mismo se trasladará el Simpecado de la Hermandad del Rocío a la Iglesia Conventual del Carmen y la Patrona también lo hará a la coqueta capilla de la Virgen de la Estrella cuando finalice el referido Rosario de Antorchas.
Y el sábado 30 de septiembre nuestra bendita Isla amanecerá oliendo a azahar en pleno otoño. Será el perfume de los buenos recuerdos, del Amor que nos profesa y profesamos a la Santísima Virgen María.
San Fernando, por un día, no olerá a sapina y a sal sino a perfume de rosas y azahar. La Isla es tierra de María Santísima y el que no lo quiera ver qué más da, la ceguera se caerá algún día cuando tenga frente por frente a quién es la Verdad.
Plegarias en la mirada cuando pase el Simpecado, el que en cada Pentecostés contempla el discurrir de la Virgen del Rocío, el que abre la procesión para que María con sus Angustias y Victoria, con Sus Mercedes es Reina de los Desamparados y los que sufren las Penas como propias cuando rezan los Misterios Dolorosos del Santo Rosario, la que es Buen Fin para nuestras terrenales vidas, Lágrimas, Amor, Estrella y Caridad para los desterrados hijos de Eva que recorremos este valle de Mayor Dolor que nos lleva a esa clase de Piedad cuando se resquebraja la Salud y nos envuelve la Soledad. Alzamos la mirada para encontrarnos contigo Madre y Señora de la Esperanza
En Tu Inmaculada Concepción nos acogemos y olvidamos los Dolores que nos apartan del mundo y nos llevan a la Soledad no buscada. Dolores de los Siervos de María siempre anhelantes de la Divina Pastora de las Almas que será por siempre nuestra Gracia y Esperanza.
María siempre María por ti las calles se engalanan, La Isla es la de siempre, aunque mucho más cambiada, aunque no puedan moldear el alma de una ciudad por siempre enamorada de la Madre de Dios, la que le cantan alabanzas, la Reina del Monte Carmelo, de las Callejuelas de mi infancia, de la Ciudad y la Armada, la Virgen del Carmen, Madre de Cristo, nuestra Trinidad Santa.
¿Qué es lo que tienes María que con tu sola presencia perfumas nuestras vidas, eliminas el hedor de nuestras almas, haces que solo contigo encontremos la Dulzura de la Vida, la Reina de la Salvación y Esperanza soñada?
Desde un pueblo del interior de Cantabria, en Loma Somera, un cañaílla y callejolero ese día estará atento a La Isla de su niñez y juventud, a la que ha dedicado gran parte de su vida sirviéndola, en la que aprendió a caminar y le hizo ser quién es y que la distancia le enseñó a amar como hoy la ama.
Dedico este artículo a La Isla cofrade, a todos en general, y muy especialmente a Mercedes y Juan Carlos Collantes Faz por la irreparable pérdida de su madre que ya goza de la gloria de Dios.
Jesús Rodríguez Arias
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