Las víctimas del terrorismo Koldo San Martín, Marisol Chavarri y Javier López Ruiz afirman que «algunos se han ocupado de desenterrar a antiguos muertos y se han encargado, a la vez, de enterrar a los que son más recientes». «Son 859 víctimas que merecen memoria, dignidad y justicia»
Javier López Ruiz es un ex Guardia Civil, víctima de un atentado terrorista de ETA en Galdácano (Vizcaya) en 1978, que le obligó a dejar la Benemérita con 24 años por secuelas incapacitantes y a utilizar un bastón para poder andar el resto de su vida.
Marisol Chavarri tenía 17 años cuando dos terroristas de ETA entraron en la mañana del 9 de marzo de 1979 en el despacho de su padre, Miguel Chavarri, en Beasain (Guipúzcoa), donde era el jefe de la Policía Municipal, y le dispararon nueve veces en el pecho.
Koldo San Martín se encontraba haciendo la mili en Cádiz el 25 de febrero de 1992 cuando su padre, el guardia civil José San Martín, de 49 años, caminaba solo en dirección a su casa en Guecho (Vizcaya) para comer con su mujer Mari Carmen, y en una esquina de la plaza Villamonte aparecieron a sus espaldas los etarras Javier Martínez Izaguirre y Juan Carlos Iglesias Chouzas y el segundo le pegó un tiro en la cabeza y otro más, mientras yacía en el suelo.
Los tres han participado este miércoles en un encuentro organizado por la Universidad Católica de Valencia (UCV) y la Asociación de Víctimas del Terrorismo de la Comunidad Valenciana. Durante su intervención, Koldo San Martín ha recordado que hay «una parte de la historia de España que, por desgracia, se está olvidando». «Queremos que los jóvenes tengan otro relato de lo sucedido, el de las víctimas del terrorismo. Queremos que sepan lo que realmente sucedió, que comparen con otras versiones que oigan y saquen sus propias conclusiones», añadió Javier López.
Según San Martín, que se hizo Guardia Civil para honrar así la memoria de su padre, en la actualidad «se quiere hacer un blanqueo de la historia». Asintieron a esta afirmación sus compañeros de mesa, y López Ruiz subrayó que hoy es «más necesario que nunca» que las víctimas den su testimonio por toda España: «Parece que hay un interés de olvidar lo que sucedió y contar un relato completamente diferente para suavizar esa etapa negra de nuestro país».
«Es muy importante que nos oigan para que no solamente se oiga a la otra parte», añadió Chavarri, y recordó que «el odio» no se ha terminado: «En ciertas zonas del País Vasco y Navarra sigue existiendo. Por eso es imprescindible que las víctimas relatemos nuestras historias; yo me tuve que marchar de mi pueblo a Logroño con 17 años».
Koldo San Martín añade que, en general, «la sociedad vasca ha dado la espalda a las víctimas. Era muy normal escuchar el típico "algo habrá hecho" cuando se producía un atentado. Si los nuevos partidos políticos hablan de libertades, las víctimas estamos en posición de explicar qué es la libertad, porque en el País Vasco no pudimos ser libres».
Javier López lamentó que se intente «que las víctimas del terrorismo pasen a ser historia. Algunos se han ocupado de desenterrar a antiguos muertos y se han encargado, a la vez, de enterrar a los que son más recientes. Solo digo que el pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla». «Son 859 víctimas que merecen memoria, dignidad y justicia», concluyó San Martín.
Alfa y Omega/UCV
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