Estas tres semanas largas que llevo en Cantabria me ha dado la oportunidad de conocer su patrimonio histórico, artístico, gastronómico, personal y de fe que se vive por estos lares.
He tenido el inmenso de conocer la labor de los curas rurales, representado en el Padre Don Julián Berzosa que además de su ministerio apostólico es escritor y escultor. He conocido la entrega que tiene para con sus feligreses, he conocido la admiración que le profesan quienes le conocen...
De esto trata mi artículo en Andalucía Información - Información San Fernando del último lunes de este mes de septiembre.
Jesús Rodríguez Arias
CURAS RURALES
Desde que llegáramos a Cantabria para disfrutar de unas vacaciones que se han ido postergando diez años en el tiempo nunca creíamos que esta tierra nos iba a sorprender tanto ya sea por sus pueblos, por sus gentes, por su patrimonio tanto histórico como artístico, así como su extraordinaria gastronomía.
Cuando llegamos a Loma Somera, un pequeño pueblo perteneciente al Real Valle de Valderredible nos sorprendió que estuviera cuidado con esmero a pesar de vivir en él muy pocos vecinos a lo largo del año ya que este lugar como tantos otros que estamos conociendo forma parte de lo que se quiere denominar con el sobrenombre de la España vaciada.
Otro gran descubrimiento ha sido la Iglesia Rupestre, abierta al culto, de Santa María de Valverde. La única documentación que puede referirse a esta es una cita del año 978 como Santa María de Sotarraña, perteneciente al Infantado de Cobarrubias. También existen ciertos documentos del Siglo XII del Monasterio de Santa María la Real de Aguilar de Campoo.
Al exterior se contemplan las puertas de entrada, labradas en roca y una ventana ojival de sillería. Sobre la roca se extiende una amplia necrópolis y una bella espadaña del Siglo XII siguiendo el modelo de espadaña del románico rural de esta comarca. Esta Iglesia fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC) en 1985 y posee un Centro de Interpretación de la Arquitectura Rupestre en activo.
Cuando vamos a Misa, los domingos a la una de la tarde, se puede ver la pureza de la Fe cincelada a martillo en las paredes de este templo. En la capilla, se colocó la talla policromada de la Virgen de Santa María de Valverde que representa a María amamantando al Niño y que es una de las pocas representaciones de la Virgen lactante que existen ya que las mismas fueron prohibidas en el Concilio de Trento. Está tallada en madera de roble y es de estilo renacentista.
Esta Iglesia parroquial como otras tantas es asistida por el Padre Don Julián Berzosa Guerrero que es un cura rural de los que denomino como todoterreno. A sus ochenta años está en perfecto estado de revista pues la salud, que es un bien de Dios, le acompaña y eso hace que conduzca su coche para ir a cuantos pueblos tiene asignado. Hombre campechano, ofrece las Eucaristías en tiempo récord, ya que tiene que asistir a varias localidades y las carreteras por estos lares sobre todo en invierno no son fáciles, con homilías breves pero que invitan siempre a la alegría, a la esperanza y por supuesto a la reflexión. Os puedo asegurar, porque lo hemos vivido en carne propia, que uno sale por las puertas de la Iglesia plenamente reconfortado.
Don Julián Berzosa aparte de un buen sacerdote entregado a la grey que tiene encomendada, es un gran conversador amén de un intelectual de primera categoría toda vez que tiene en su haber varios libros escritos por él cuyos temas tienen mucho que ver con sus orígenes: Valderredible.
Aparte de la literatura también ha creado un parque denominado del silencio en la localidad donde nació y vive: San Andrés de Valdelomar. “Lo que fue y ya no es” presenta a cincuenta y dos viñetas que traen a la memoria otras tantas imágenes del pasado. Siluetas, en hierro de construcción, que hablan de una vida cotidiana guardada en el recuerdo para que nos enseñen lo que la vida fue y dejó de ser. Este lugar lo cedió al ayuntamiento de su pueblo como mejor y mayor legado.
Me comprenderéis cuando os digo que una de las gratas sorpresas de estas vacaciones en Cantabria es haber conocido a curas rurales de la categoría personal, apostólica e intelectual de Don Julián Berzosa. Sé, por referencias, la labor de otros que tienen asignados a su vez otros tantos pueblos.
Nada te llega a sorprender si antes lo has conocido. No quiero hacer comparaciones pues serían odiosas ya que hay entender cada personal circunstancia. Buenos curas rurales existen, pero hay otros que en verdad dejan mucho que desear.
En fin, doy gracias a Dios por permitidnos conocer tan bonitos lugares, así como a tan buenos curas rurales que nos están aportando tanto como es el caso de Don Julián Berzosa Guerrero.
Jesús Rodríguez Arias