lunes, 16 de mayo de 2022

* PITUFINO

 

¡Hasta siempre Pitufino!

Gracias por cuanto nos has dado...

Jesús Rodríguez Arias


PITUFINO



Bueno, al final te has ido a tu manera y nos has dejado la estela de tu gatuno e imborrable recuerdo que permanecerá mientras nos quede un hálito de vida. Sí, viejo amigo, desde siempre ha sido genio y figura, independiente como tú solo, cuando maullabas a la juventud eras un verdadero casanova que tenía a todas las gatitas de los chalés de la jerezana Fábrica de Botellas enamoraditas perdidas de tu figura de fino pelaje blanco e intensos ojos azules.

Recuerdo que eras muy de callejear aun estando en casa. Salías a eso de las siete de la mañana y volvías, si es que lo hacías, a eso de las cuatro de la tarde, aunque en épocas de amorosas refriegas el horario se flexibilizaba hasta llegar día o día y medio, aunque al final siempre volvías más escuálido y lleno de magulladuras. Pienso que eso hizo que en los primeros años ya consumieras más de la mitad de tus siete vidas.

Me acuerdo de que tras el ataque del perro lobo que paseaba por el barrio un gachó que venía de la gran puñeta porque en el suyo no lo dejaban por la peligrosidad que su animalito suponía. Este soltaba a su perro, un lobo blanco precioso, para que corriera. Nuestro Pitufino, que venía de algún escarceo amoroso se lo encontró y el resultado fue casi devastador pues le proporcionó una herida de muerte que salvó un veterinario de la categoría de Rafael Pérez Gavilán en su clínica de la Barriada España.

Te salvaste de milagro y la siguiente operación fue la de esterilización porque con tus secuelas las salidas con el celo encendido se hubieran convertido en aventuras a vida o muerte. Aun así, hasta mucho después, no dejaste de frecuentar el ambiente que tanto te gustaba.

Eras cariñoso y muy bueno, independiente y paciente a más no poder, friolero como tú solo, leal amigo que permanecías siempre con nosotros cuando nos envolvían los malos vientos de la vida. Tú manera desinteresada de mirar de lejos, ventana o balcón por medio, a todo bicho viviente te hacían único. Eso sí, que a nadie se le ocurriera atacar con él presente a nuestras perritas Enriqueta y Fernanda porque el primer guantazo que podría recibir os aseguro que era el suyo.

Le gustaba dormir cerquita de la lumbre en la chimenea, se sentía plácidamente tranquilo cuando se recostaba en nuestras faldas mientras ronroneaba con los ojos cerrados, disfrutaba mirar desde la ventana de nuestra casa que da al callejeto mientras observaba a nuestra vecina Manga ladrar y jugar como si no hubiera un mañana. Ha sido el señor de La Atalaya y así se mostraba ya fuera en el balcón que da a Los Mártires como en cualquier parte de la casa.

Pitufino ya hace un tiempo era un venerable Gatorro que le gustaba más estar recostado en cualquier lugar cálido de la casa hasta que divisaba por los tejados a alguna gatilla que hacía hiciera permanente en guardia para sosegadamente verla pasar.

Conchita, la madre de Hetepheres, lo quería mucho y siempre estuvo con ella hasta el último momento de su vida. Seguro que ya estás sentado plácidamente en esa nubecita que Dios nos tiene preparada, seguro que esperaras pacientemente una eternidad hasta que nos volvamos a reencontrar, seguro que Conchita cuando te haya visto tu felino caminar te ha dicho con una sonrisa. ¡Pitufino, eres un sinvergüenza!

El viernes 6 de mayo estabas raro, mirabas sin mirar, sentías miedo, no nos reconocías… Tras pasar el fin de semana tu veterinario te acogió en su clínica y no ha parado de cuidarte, medicarte, luchar por tu vida… Gracias Rafa, no sabes cuanto nos has enseñado, te agradeceremos mientras vivamos todo lo que has hecho por nuestro gatorro. Quiero dar las gracias a la Clínica Veterinaria “Barriada España” de Jerez de la Frontera, a todo su personal porque son unos grandes profesionales con inmenso corazón.

Te has ido como llegaste sin molestar, te has ido dejándonos un hueco que tanto para Hetepheres como para mí será difícil de llenar, te has ido, pero en nuestros recuerdos y los de todos aquellos que te conocieron permanecerás por siempre porque fuiste un magnífico amigo amén de un personaje en toda regla.

Jesús Rodríguez Arias

 

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