Y como tengo costumbre hace ya algunos años mi último artículo de este 2020 tiene especial dedicatoria.
Jesús Rodríguez Arias
LA FE TIENE NOMBRE DE MUJER
El último artículo de este año 2020 tendría que ser un recopilatorio de cuanto nos ha sucedido, tendría que ser escrito desde esa clase de amargura que nos lleva a la desesperanza y eso no estoy dispuesto hacerlo porque iría en contra de mis principios más insondables.
Podría escribir en este 28 de diciembre del martirio de los Santos Inocentes que son en sí todos los niños abortados y todos esos ancianos y enfermos que morirán por medio de la eutanasia recientemente aprobada en España. Una ley execrable que potencia la muerte en detrimento de la vida. Solo pido a Dios que perdone a los 198 diputados que la apoyaron con sus votos.
Llevo ya algún tiempo dedicando mi último artículo del año a personas concretas dejando un poco lo acontecido y lo normal sería hablar de la pandemia, de sus secuelas, realidades y también de la vacuna que ya se espera como agua de mayo.
La Fe tiene nombre de mujer y en el caso que nos atañe redunda más si cabe esta afirmación pues de quién os hablo vive la profundidad de la Fe de forma recia demostrando con hechos, palabras y algún oportuno silencio su inquebrantable Amor a Jesús, María y la Santa Madre Iglesia. Ella demuestra día a día que una vida longeva y llena de coherencia es en verdad la clase de existencia que muchos deseamos. Mujer de marino de guerra ha sabido en carne propia lo que es hacer el petate cada vez que había nuevo destino. Sabía que donde estaba el marido también lo estaba la familia y por eso cada cierto tiempo cogían carretera y manta junto a sus hijos para dirigirse donde fuera e instalar su hogar.
Esa Fe que siempre ha abonado ha hecho que vea la claridad incluso en momentos muy duros y drásticos pues ha tenido que conocer la dureza de la enfermedad en sus seres más queridos, la reciente muerte repentina de su hijo Antón, la vileza del corazón de unos terroristas que asesinaron a un familiar muy directo. En su corazón, que pese a todo no alberga rencor hacia nada ni nadie, impregna el dolor y también esa clase de alegría que da la Esperanza en saberse hijos de un Dios que ante todo y sobre todo es Amor.
Mujer dedicada en cuerpo y alma a su familia, a la Iglesia así como a las personas que la pueden necesitar. Gran defensora del seminario diocesano así como de nuestro obispo de Cádiz y Ceuta, Monseñor D. Rafael Zornoza Boy. Mujer que con su actitud ante todo santifica la vida ordinaria, lo que en verdad entendemos como el día a día, que a priori parece fácil pero para nada lo es.
Dios que es inmensamente generoso conmigo ha hecho que tenga el privilegio de contar con su amistad que valoro en la verdadera dimensión que tiene pues es un referente en cuanto a testimonio de vida y también de Fe. Observar desde el silencio su inquebrantable fuerza interior me hace pensar que muchas veces nos quejamos demasiado, que dejamos de hacer lo que debemos por naderías, por leves sufrimientos que en verdad de tanto mirarnos en ellos se vuelven insufribles para uno y para el resto. Es bueno aprender de personas que se mantienen en pie, sacando fuerzas de flaquezas, con esa clase de sonrisa interior que da la Fe bien entendida y vivida a cada instante.
Sí, pienso que la Fe tiene nombre de mujer y en este caso en particular se llama Tere Sahagún que es más de lo que torpemente he escrito, su grandeza radica en que todo lo que realiza lo hace siempre para mayor gloria de Dios y eso bien que se nota.
Querida Tere: Bien sabes que tanto para Hetepheres como para mí eres más que una amiga, eres hermana en el Amor de Dios, sabia consejera y una mujer valiente que sabe ponerse al lado de aquellos que son vilipendiados por el mal. Gracias por cuanto haces, gracias por estar siempre ahí.
Ahora solo cabe brindar por un 2021 mejor que el que dejamos atrás. Solo queda mostrar mi gratitud a Andalucía Información San Fernando por su confianza y la libertad que encuentro a la hora de escribir cada semana.
Jesús Rodríguez Arias