Refresca cada mañana poco antes de amanecer...
Necesitamos refrescar nuestras mentes y con ellas los sentimientos para sentirnos bien.
De esto os hablo en mi semanal tribuna de todos los lunes en San Fernando Información.
Jesús Rodríguez Arias
REFRESCA
A la aurora de la mañana el rocío se hace presente impregnándolo todo. Suaves y frescas gotas de agua se deslizan por las aterciopeladas rosas haciéndolas más bellas si cabe. Las flores silvestres que bordean los caminos se convierten en bellas señales que nos avisan que la primavera ha emergido con todo su esplendor.
Refresca cuando la noche se hace madrugada y los peregrinos de Nuestra Señora descansan agotados del agobiante calor. La vida se camina mejor cuando pones tus fuerzas en manos de María. Qué se lo digan a los romeros que cada año, antes de Pentecostés, van al encuentro del Amor de sus Amores, la Madre de Dios, la Virgen del Rocío.
Refrescan las temperaturas cuando el sol se dispersa en cada anochecida, también lo hace el alma cuando nos encontramos en paz con Dios, con los demás y también con nosotros mismos. ¡Qué difícil es siempre esto último!
Necesitamos refrescar nuestras mentes, sentimientos, creencias, para ser y sentirnos bien. La felicidad no es lo que te ofrece el mundo pues todo tiene fecha de caducidad. Lo que anhelamos y rara vez conseguimos es sentirnos henchidos de gozo espiritual, que se consigue por medio de la oración y el pensamiento a modo de meditación, para ver la vida con otros ojos, con los del Amor.
¡Nos cuesta tanto Amar! ¡Nos cuesta tanto confiar y pedir perdón! Nos cuesta tanto ser felices de verdad prescindiendo de la mundanidad, de los placeres de la sensualidad, del ego malsano, de la falsa humildad…
Necesitamos, como el comer, el refrescar nuestro espíritu de la Palabra de Dios, de la Buena Nueva que nos entregó con su Vida el mismo Jesús. ¿Qué estamos haciendo? Nos perdemos en mil vericuetos antes de llegar a la Verdad. Parece que nos da miedo encontrarnos con nosotros mismos, con quién realmente somos…
¿Cuántas traiciones seremos capaces de realizar y soportar? ¿Merece la pena caminar la senda según los pasos marcados por una emputecida sociedad? ¿Vale la penar recorrer las calles virtuales de la red olvidándonos de las de verdad y sobre todo de nuestro prójimo? ¿Somos tan necios que preferimos mirar la pantalla del móvil u ordenador que hacerlo a los ojos de nuestros semejantes?
La cotidianidad, con sus pros y contras, nos están adelantando por la derecha. Nos quieren sumisos, sin apenas cultura, dóciles a los mandatos de los de siempre. Prefieren que seamos simples números que asientan a todo, aunque no nos guste, y que nos convirtamos en copartícipes del pensamiento único que ser esos Pepitos Grillos, esos Juan Salvador Gaviotas, que prefieren pensar y discernir, argumentar, aunque nos pongamos en contra de esa mayoría invisible que prefiere manejarlo todo, y por ser distintos, también coherentes, nos dejen más solos que la una, aunque en nuestro fuero interno no sintamos tal cosa.
Refresca en cada atardecielo, la noche va inundándolo todo, la vida se vuelve oscura ante nuestra mirada y solo la luz de la fogata hace que veamos bien quién está a nuestra vera. No tenemos miedo, eso es imposible cuando sientes a la Madre tan dentro, sabes que después de dormir vendrá un nuevo amanecer y el rocío aparecerá envolviendo todo de frescura y de vida.
Los romeros de La Isla cumplen sus bodas de plata como Hermandad, No conozco una corporación como esta que aglutine tantos sentires, tantas emociones y vivencias. Mi enhorabuena por tantos años acercando la devoción de la Blanca Paloma, la Virgen del Rocío que cada año en su aldea y en su basílica aglutina tanta Fe como allí se condensa.
Muchos harán el camino, entre calles y carreteras, entre agua de un río que se convierte en mar, entre marismas… Otros se unirán en la aldea y muchos seremos los que desde la Atalaya de nuestras vidas compartiremos oraciones y plegarias a la Madre de todos los romeros que en ese momento están en el Rocío.
Rezad por nosotros, por un mundo que parece perdido, por una España que están en medio de mil interesadas encrucijadas, por nuestra Iglesia, por los enfermos, por la Fe de tantos que flaquea.
Y que la Virgen del Rocío, en su humilde y sencilla majestad, nos siga protegiendo.
Jesús Rodríguez Arias
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