lunes, 23 de octubre de 2023

* DÍA DEL CERRO

 


 

Mis recuerdos del día del Cerro tienen olor a frutos secos y frutas de temporada...

Tienen sabor a La Isla de mi infancia.

Hoy 23 de octubre, día de San Servando y San German, quiero escribo de este tema en mi semanal tribuna de todos los lunes de San Fernando Información.

Jesús Rodríguez Arias


DÍA DEL CERRO


Era el tiempo en el que mi madre iba a Tejidos Aparicio y Calzados Carmelín para hacer las compras que nos tenían que durar como mínimo todo el invierno. Pantalones, camisas de franela, calcetines de lana, algún que otro jersey. Al nacer el último y a años de diferencia con mis hermanos la ropa no la podía heredar como hubiera sido lo normal en una casa como la nuestra.

Los zapatos, estilo Gorila, se los compraba a Carmelín en su zapatería más adelante en la esquina de Manuel de Falla estaba situada la Pastelería Nuestra Señora del Carmen y sus tradicionales bollos de leche espolvoreados con azúcar. Cuando entrabas en el salón estaba dividido en el despacho de dulces y al final del mostrador una barra donde los habituales tomaban una copa de vino con una tapa de buen queso. Siguiendo por la misma acera te encontrabas Papelería “El Cano”.

El chaquetón en casa no se compraba pues se heredaba el de paño de la Marina. Mi abuelo Félix era coronel de Infantería de Marina y en casa sus chaquetones eran remendados para que nos sirvieran tanto a mi hermano como a mí.

Era octubre y el frío húmedo tan característico en nuestra tierra ya había hecho acto de presencia en la semana donde toda La Isla celebraría el Día del Cerro.

Recuerdo a mi madre María del Carmen y Tata, inseparables hasta el último día, preparar todo para que los niños vivieran la tradición con mayúsculas de ese día en que todo San Fernando se trasladaba al Cerro de los Mártires y allí celebrar la festividad de San Servando y San German que según dicen fueron martirizados hasta morir en ese lugar.

Frutos secos y frutas de temporada era lo que allí se consumiría. Fe y Tradición en el sentido más auténtico. Una de las fechas señaladas para todos los cañaíllas, festivo local. En el Cerro se podían ver desde la chiquillería venida de todos los lugares de San Fernando hasta adultos y ancianos pasando por jóvenes que reían y tocaban la guitarra. Era algo tan nuestro que, por muchos intentos, siempre loables, de recuperar la fiesta hoy en día ya nunca podrá ser lo que antaño fue.

El día del Cerro tal y como lo conocimos los de mi generación murió a manos de la celebración cada 24 de septiembre fecha de la sesión de Cortes Constituyentes de 1810 que tuvieron lugar en la Casa de Comedias, hoy Real Teatro de las Cortes.

Una fiesta que conmemora un innegable e importante hecho histórico defenestró casi al olvido durante algunos años al llamado día del Cerro que se celebraba tal día como hoy lunes en La Isla de León. Una vez más una fiesta laica de nuevo cuño se llevó por delante otra de origen cristiano como la de los copatrones San Servando y San Germán que hoy en día se pone en valor con un programa de actos cultuales y lúdicos que son de justicia reseñar.

Con este artículo solamente quiero reivindicar los recuerdos de miles de isleños que vivieron en primera persona lo que en tiempo fue el día del Cerro con sus condicionantes litúrgicos y devocionales, así como eminentemente tradicional. Seguramente, quién lo puede saber, la fiesta que se celebraba cada 23 de octubre estaba por aquél entonces destinada a morir como tantas otras tradiciones y que la celebración del 24 de septiembre ha puesto en valor el constitucionalismo de esta noble, invicta y bicentenaria ciudad, aunque hay que decir que esta efeméride también ha perdido algo de esencia en los últimos años.

En mi caso intento mantener en el cesto de los recuerdos que huelen a frutos secos como castañas, almendras, avellanas de los toros y frutas de temporada. Las vivencias cuando se observan con los ojos de la niñez siempre parecen más dulces pues todo queda remarcado con los colores que dan la inocente expectación y alegría. La vida, aunque en mi casa por aquellos tiempos era difícil, se puede decir que se desarrollaba desde la más absoluta normalidad.

Quiero dedicar este artículo a un querido amigo y hermano que hoy precisamente cumple años.

Jesús Rodríguez Arias

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