lunes, 16 de octubre de 2023

* CAÑAÍLLA ERRANTE

 

Pienso que ser cañaílla errante no es una condición sino un estilo de vida.

Y de esto os hablo en mi semanal tribuna de todos los lunes en San Fernando Información.

Jesús Rodríguez Arias



CAÑAÍLLA ERRANTE




 

Muchos son los que me han dicho, algunos con sorpresivo interés y otros con agrado, que les gusta lo que he escrito como estado en WhastApp: Cañaílla errante. Es mi carta de presentación pues así me siento.

Errante por decisión propia ya que un día nos liamos la manta a la cabeza y nos fuimos a vivir a la que es La Atalaya de nuestra vida en un pueblo único en todos los sentidos como es Villaluenga del Rosario. Errante porque desde el pasado año pasamos temporadas en este pueblo de la Cantabria interior, que tanto me está enseñando, con muy pocos habitantes, que está vivo gracias a los que residen todo el año y los hijos del lugar que tienen casa y segunda residencia. Errante porque soy y me siento Libre sin apenas ataduras.

Creo que esta condición personal es en verdad un estilo de vida. Ser un cañaílla errante para mí es ser un poco ciudadano del mundo sin perder de vista tus propias raíces. Podré vivir en muchos sitios, nutrirme de muchos lugares, aprender de todos y en todos los países, ciudades y pueblos que conozca, pero siempre seré, porque así lo quiso Dios, cañaílla y callejolero.

Cuando transito el camino de la madurez, cuando la vida ya va teniendo demasiados recuerdos, cuando ya puedes echar la vista atrás, cuando vas adquiriendo esa clase de experiencia vital que haces veas todo con distintos ojos, que la mirada aun pareciendo cansada todavía alberga grandes dosis de ilusión, Fe y Esperanza, cuando uno ya sabe lo que quiere, a quienes quiere, y lo que no, es el momento en el que comprendes que sin raíces no eres nada ni nadie.

Estoy orgulloso de ser originario de La Isla, de la Constitucional y Bicentenaria Ciudad de San Fernando, de un barrio humilde y marinero que tiene como Reina y Madre a la Santísima Virgen del Carmen Coronada. De una ciudad a la que querré mientras viva, aunque poco a poco vaya perdiendo su propia identidad. Esto no es un mal exclusivo, sino que por culpa de la globalización y de la programación de quienes lo agendan todo son ya muchos lugares los que paulatinamente han ido perdiendo su sello. Esto, gracias a Dios, no ha llegado todavía a los pequeños pueblos llámese Villaluenga del Rosario, llámese Loma Somera, o llámese como se quiera. Es verdad cuando se dice que en los pueblos se mantiene intacta la historia, las tradiciones, devociones, que son propias de nuestra bendita España.

Será por eso por lo que muchos para vivir elijan los pueblos a las ciudades, serán por eso busquen la pureza en los lugares que todavía son auténticos.

Yo soy inmensamente feliz donde esté mi Familia, es decir, Hetepheres. Mi mujer es pilar fundamental y aunque ella piense que es una exageración puedo decir sin temor a nada que es la que ha puesto el vibrante color del amor en mi propia existencia. No entiendo la vida sin ella para mí mayor alegría.

El sol cae meloso, el aire ya es más fresco que en días anteriores, el verdor empieza a predominar haciendo que la vista descanse en mullidos valles y montañas donde pacen las Tudancas. Enriqueta a la sombra en el patio mientras Hetepheres lee aprovechando los últimos rayos de sol y Fernanda entra y sale de la casa. Miro por la ventana de mi escritorio-cocina aquí en Loma Somera y observo como Carmen riega sus floridas macetas. Jesús, con sus quehaceres mientras Mastina sigue plácidamente sentada. Siempre tendré a Luna en mis recuerdos.

Por experiencia sé que la vida se dibuja mejor con los colores de la sencillez…

Jesús Rodríguez Arias

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