Instaurar un lunes en concreto como "el día más triste del año" me parece una memez y de muy mal gusto.
Pues de esto va mi semanal tribuna en Andalucía Información - Información San Fernando, del "blue monday" que según dicen se "celebró" el lunes 17 de enero de este año 2022.
Jesús Rodríguez Arias
BLUE MONDAY
Las teorías, fiestas y tradiciones anglosajonas nos acechan y quieren revertirlo todo sin contar que cada lugar en el mundo es diferente a ellos gracias a Dios. De ahí Halloween, Papa Noel, Black Friday, o la tontería del Blue Monday o “el día más triste del año” que según parece fue el pasado lunes 17 de enero.
Este término por supuesto carece de base científica, cosa normal, y no es apoyada por el mundo académico. Nació como todo lo que pretende modificar nuestro ser: Por puro mercantilismo.
El precursor de este término fue el psicólogo y experto en motivación Cliff Arnall. En 2005 mientras trabajaba en Lifelong Learning Center, adjunto a la Universidad de Cardiff en Gales, fue contratado por el consultor publicitario Porter Novelli para que encontrar el día más triste del año. ¿Y por qué darle una fecha? La agencia de viajes Sky Travel, hoy desaparecida, había sufrido un año de pérdidas y pocas reservas. Con este panorama tenían que reinventarse y decidieron realizar una campaña publicitaria para vender sus viajes como la receta perfecta contra la tristeza. Desde entonces se “celebra”, que es un decir, ese preciso lunes como el más triste del año y algunos van y hasta se lo creen.
Personalmente a mí este tipo de imposiciones me molestan y mucho porque en verdad lo que quieren es jugar con nuestros sentimientos, con nuestros estados de ánimos, con nuestras vidas, como si fuéramos sus marionetas. Todos esos días inventados como son el de San Valentín, de la madre o el padre, los antedichos y muchos más que seguro ahora tenéis en mente a mí no me dicen absolutamente nada porque para regalar a tu enamorada o enamorado, a tu padre o madre, no hace falta un día al año en especial, sino que es cosa de todos los días y de cualquier momento. ¿De qué nos sirve irnos con nuestra pareja a un hotelito con cena incluida, por un ojo de la cara, y regalarle cualquier cosita si el resto del año no la tienes en cuenta y pasas más tiempo en tus ocupaciones que junto a ella?
El día más triste del año ni por asomo pudo ser el pasado lunes porque sobre los sentimientos y el estado de ánimo no deben existir calendarios. Uno puede estar triste por motivos ajenos o incluso propios, pero estos acaban desapareciendo y todos tan contentos. Además, dedicar un día a la tristeza pienso que incluso es de mal gusto.
A lo mejor no estamos tan tristes como indignados al comprobar día tras día la gestión de nuestros mandatarios o con las subidas constantes de la luz, el incremento de impuestos, la falta de apoyo a empresarios y autónomos, que son los que generan riqueza, el empobrecimiento de los trabajadores, los ataques constantes a la libertad de expresión o tantas otras situaciones que vemos a diario.
Indignación, con toda lógica y razón, como la de los ganaderos ante las mamarrachadas del titular de consumo, de las víctimas del terrorismo al comprobar que los que apretaron el gatillo contra sus seres queridos ahora reclaman sus “derechos” y un largo etcétera en el que no se salva ni el tato.
Pero por mucha indignación que podamos sentir por una o mil causas tampoco podremos instaurar un día concreto en el calendario porque no hay un estado de ánimo uniforme, sino que es cosa de cada cual.
Además, los cristianos, los católicos, no vivimos en la tristeza, sino que lo hacemos en la Alegría, en la que nos regaló el mismo Jesús con su Pasión, Muerte y Resurrección. Él venció a las tentaciones, a la tristeza y a la muerte y nos salvó resucitando al tercer día. Dios nos entrega los dones de la Fe, la Esperanza y la Caridad. Teniendo estas en nuestras vidas es imposible el poder estar tristes y desesperanzados porque sabemos a ciencia cierta que nuestro reino no es de este mundo.
Podremos levantarnos con el pie izquierdo, los avatares de la vida nos podrán sacudir e incluso dejarnos maltrechos, pero en nuestro fuero interno sabemos que todo pasa y tiene un final. Al llegar al mismo vuelve a reinar la alegría porque la Fe, la Esperanza y la Paz siempre han estado en nosotros.
Jesús Rodríguez Arias
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