lunes, 31 de enero de 2022

* DE RECUERDOS

 

Esta tribuna no es tan solo una tribuna, este artículo no es simplemente un artículo, es una declaración de intenciones en toda regla.

Para llegar a esto se ha producido un desgarro que ha llevado al necesario discernimiento.

No digo que esta sea definitiva pero por ahora es totalmente necesaria...

Sí, este lunes en Andalucía Información - Información San Fernando he escrito con el corazón quebrantado y demasiados recuerdos.

Jesús Rodríguez Arias


DE RECUERDOS

Le decía a mi madre María del Carmen antes de que sufriera el ictus que hizo iniciara la última etapa de su luenga vida que si ella quería podíamos darle Hetepheres y yo un paseo en coche por San Fernando. La playa de Camposoto, la Casería, donde mi abuelo Félix paseaba todos los días desde que se jubilara de su destino de Coronel de Infantería de Marina en Cartagena, Gallineras, pasar por el Cerro con su Ermita a lo alto, el Parque, la Glorieta, San Carlos o el Panteón para después coger un taxi y transitar, lo más despacio que se pudiera, por la calle Real, vía que ella había paseado a lo largo cuando era niña, después mocita, de la mano de su novio y después marido hasta hacerlo con la Familia que Dios le dio.

Ella, mirándome con unos ojos llenos de bondad, me dijo: No, Jesús, hijo mío, yo esta Isla ya no la reconozco, yo me quedé en la calle Real cuando era una preciosa avenida, con la mercería de Salas, cuando La Mallorquina era el centro neurálgico de la sociedad isleña, de la ensaladilla de La Primera de La Isla, de Calzados “Carmelín”, Deportes “El Galeón” o la confitería “La Victoria” que sigue siendo la Victoria. Muchas gracias, pero a estas alturas de mi vida prefiero vivir de los recuerdos.

En estos días atrás esta vivencia con mi madre se ha mantenido inalterable en mi pensamiento. Ella prefirió fijar en la memoria a su Isla que conocer otra completamente diferente que la sorprendería y entristecería a partes iguales.

Y esto me está pasando a mí, aunque no os lo creáis, que aun en la distancia casi no voy reconociendo al San Fernando que dejé hace dos años, un 26 de febrero, para venirme a vivir para siempre a La Atalaya en Villaluenga del Rosario. Atrás dejé una calle Real que ni por asomo era la que conocí y viví pues con la peatonalización tan horrible que se hizo, con los raíles, catenarias, farolas, pienso que, entre unos y otros por sus respectivos intereses, han destrozado la principal vía de la ciudad con todo lo que eso conlleva.

Además ahora anuncian desde la Demarcación de Costas que en el plazo que esta determine van a tirar abajo las pintureras casetas de pescadores de la playa de La Casería desgajando la imagen de esta playita coqueta, sencilla y marinera. Por ahora, al parecer, la destrucción no va a ir a más ya que se mantienen en pie los restaurantes “La Corchuela” y la “Cantina del Titi”.

Y también, para que os lo voy a negar, la remodelación de la Plaza del Rey a un nuevo enclave totalmente diáfano sin arbolado, palmeras y si la augusta estatua ecuestre, obra de Aniceto Marinas, que San Fernando erigió al General Varela, borrando de un plumazo lo que ha sido una de nuestras escasas  imágenes identitarias más significativas, está haciendo mella en mi ánimo ya que no solo es la fisonomía de la plaza más céntrica sino la profanación en el sentir de los isleños que hemos disfrutado de generación en generación de este espacio sin filias ni fobias.

Poco a poco compruebo, aquí en La Atalaya, como La Isla que he conocido y reconozco cada día se parece menos a la que dejé hace apenas dos años. También ayuda la crispación social de mis paisanos que se erigen en uno u otro bando según cada actuación cuando San Fernando siempre ha sido un pueblo pacífico en el que todo el mundo nos hemos llevado lo mejor posible y con mucho respeto y educación. Ahora solo hace falta abrir las ventanas de las redes sociales para comprobar lo mal que está el patio.

Por lo cual, después de pensarlo mucho, tiempo tengo para ello, he decidido que como mi madre por ahora voy a vivir de recuerdos. Hace dos años que no piso literalmente San Fernando, la pandemia ha ayudado mucho a ello, y por ahora no pienso hacerlo, no quiero conocer una Isla que ya no reconozco. Si voy es para quedar con escasos amigos en Bartolo o “El Naca”…

Me quedo con esta ventana que cada semana me ofrece Información San Fernando y por ahora poco más.

Jesús Rodríguez Arias

lunes, 24 de enero de 2022

* BLUE MONDAY

 

Instaurar un lunes en concreto como "el día más triste del año" me parece una memez y de muy mal gusto.

Pues de esto va mi semanal tribuna en Andalucía Información - Información San Fernando, del "blue monday" que según dicen se "celebró" el lunes 17 de enero de este año 2022. 

Jesús Rodríguez Arias


BLUE MONDAY


Las teorías, fiestas y tradiciones anglosajonas nos acechan y quieren revertirlo todo sin contar que cada lugar en el mundo es diferente a ellos gracias a Dios. De ahí Halloween, Papa Noel, Black Friday, o la tontería del Blue Monday o “el día más triste del año” que según parece fue el pasado lunes 17 de enero.

Este término por supuesto carece de base científica, cosa normal, y no es apoyada por el mundo académico. Nació como todo lo que pretende modificar nuestro ser: Por puro mercantilismo.

El precursor de este término fue el psicólogo y experto en motivación Cliff Arnall. En 2005 mientras trabajaba en Lifelong Learning Center, adjunto a la Universidad de Cardiff en Gales, fue contratado por el consultor publicitario Porter Novelli para que encontrar el día más triste del año. ¿Y por qué darle una fecha? La agencia de viajes Sky Travel, hoy desaparecida, había sufrido un año de pérdidas y pocas reservas. Con este panorama tenían que reinventarse y decidieron realizar una campaña publicitaria para vender sus viajes como la receta perfecta contra la tristeza. Desde entonces se “celebra”, que es un decir, ese preciso lunes como el más triste del año y algunos van y hasta se lo creen.

Personalmente a mí este tipo de imposiciones me molestan y mucho porque en verdad lo que quieren es jugar con nuestros sentimientos, con nuestros estados de ánimos, con nuestras vidas, como si fuéramos sus marionetas. Todos esos días inventados como son el de San Valentín, de la madre o el padre, los antedichos y muchos más que seguro ahora tenéis en mente a mí no me dicen absolutamente nada porque para regalar a tu enamorada o enamorado, a tu padre o madre, no hace falta un día al año en especial, sino que es cosa de todos los días y de cualquier momento. ¿De qué nos sirve irnos con nuestra pareja a un hotelito con cena incluida, por un ojo de la cara, y regalarle cualquier cosita si el resto del año no la tienes en cuenta y pasas más tiempo en tus ocupaciones que junto a ella?

El día más triste del año ni por asomo pudo ser el pasado lunes porque sobre los sentimientos y el estado de ánimo no deben existir calendarios. Uno puede estar triste por motivos ajenos o incluso propios, pero estos acaban desapareciendo y todos tan contentos. Además, dedicar un día a la tristeza pienso que incluso es de mal gusto.

A lo mejor no estamos tan tristes como indignados al comprobar día tras día la gestión de nuestros mandatarios o con las subidas constantes de la luz, el incremento de impuestos, la falta de apoyo a empresarios y autónomos, que son los que generan riqueza, el empobrecimiento de los trabajadores, los ataques constantes a la libertad de expresión o tantas otras situaciones que vemos a diario.

Indignación, con toda lógica y razón, como la de los ganaderos ante las mamarrachadas del titular de consumo, de las víctimas del terrorismo al comprobar que los que apretaron el gatillo contra sus seres queridos ahora reclaman sus “derechos” y un largo etcétera en el que no se salva ni el tato.

Pero por mucha indignación que podamos sentir por una o mil causas tampoco podremos instaurar un día concreto en el calendario porque no hay un estado de ánimo uniforme, sino que es cosa de cada cual.

Además, los cristianos, los católicos, no vivimos en la tristeza, sino que lo hacemos en la Alegría, en la que nos regaló el mismo Jesús con su Pasión, Muerte y Resurrección. Él venció a las tentaciones, a la tristeza y a la muerte y nos salvó resucitando al tercer día. Dios nos entrega los dones de la Fe, la Esperanza y la Caridad. Teniendo estas en nuestras vidas es imposible el poder estar tristes y desesperanzados porque sabemos a ciencia cierta que nuestro reino no es de este mundo.

Podremos levantarnos con el pie izquierdo, los avatares de la vida nos podrán sacudir e incluso dejarnos maltrechos, pero en nuestro fuero interno sabemos que todo pasa y tiene un final. Al llegar al mismo vuelve a reinar la alegría porque la Fe, la Esperanza y la Paz siempre han estado en nosotros.

Jesús Rodríguez Arias

lunes, 17 de enero de 2022

* ESCRITO A LÁPIZ

"Después de todo lo vivido en el pasado, recorriendo el presente y atisbando ese futuro que siempre está por llegar, puedo decir que la vida en sí debería ser escrita a lápiz..."

Una conversación con un amigo ha motivado este artículo nacido del sosegado pensamiento en el silencio de un día de frío y lluvia en La Atalaya.

Jesús Rodríguez Arias



ESCRITO A LÁPIZ



Hablando con un amigo me dijo que él los planes los anotaba con lápiz pues nunca sabía si iban o no a salir. Este comentario me hizo pensar y después de todo lo vivido en el pasado, recorriendo el presente y atisbando ese futuro que siempre está por llegar, puedo decir que la vida en sí debe ser escrita a lápiz.

Muchas veces nuestros deseos van por delante de lo que en verdad necesitamos y el solo hecho de comprobar en carne propia que los objetivos que habíamos señalados como vitales para nuestra existencia no se cumplen nos lleva al enfado, desesperación, frustración e incluso a la desesperanza.

Y vosotros me diréis que no es para tanto, que hay que saber reconducir el paso, que mientras haya vida, hay esperanza. Tenéis razón, pero lo que no sabemos es cuanta importancia puede tener para cada cual lo que tenía anotado como importante. Hay muchos ejemplos y lo que os refiero no son moco de pavo. Muchas parejas y matrimonios, abiertos a la vida, han proyectado su existencia a la llegada de hijos pero estos no vienen, otros quieren alcanzar altas metas en sus puestos de trabajo pero comprueban que han sido sobrepasados por aquellos que presuponen tener menos méritos, algunos se afanan en sueños imposibles como irse a vivir al pueblo de sus padres pero sus obligaciones les hacen que asuman que esto es difícil, también están los que disfrutan de su día a día, con su familia, labores, amigos, lugares, pero de la noche a la mañana la salud se les resquebraja, se instala la enfermedad y los padecimientos, los que creían ser felices hasta que comprueban que su matrimonio está hecho añicos, problemas con los hijos que lo destrozan todo o comprobar que el maldito COVID se ha llevado por delante salud, vida, trabajo, negocios…

Por eso pienso que la vida tiene que estar escrita a lápiz. Todos nuestros anhelos, pensamientos, objetivos, proyectos deben así estarlo para que si no salen se pueda hacer borrón y cuenta nueva.

Hay que tener en cuenta, aunque nos cueste creerlo, que nada nos pasa porque sí, nada sucede por casualidad, sino que nuestro ayer, hoy y mañana, está escrito con tinta permanente por quién nos creó y está con nosotros desde el día que fuimos concebidos hasta que cerremos los ojos a esta vida. Lo que pasa es que a nosotros nos cuesta asumir los designios de Dios para nuestra existencia y queremos llevarle la contrario ya creemos que lo que pensamos es mucho mejor.

Al final nos damos cuenta de que no es así, aunque cuando uno llega a esta conclusión suele ser ya demasiado tarde. Por eso es mejor escribir la vida a lápiz, estar abiertos a las sorpresas que te puedan deparar, no todas tienen por qué ser desagradables, estar preparados para cambiar de posicionamiento e incluso el paso. Para recorrer firme y seguro las veredas y senderos de nuestro existir es muy aconsejable cambiar el rumbo.

Abrir todos los días esa libreta que contiene la secuencia de la vida y escribir los avisos, momentos, fechas importantes, citas, compromisos, responsabilidades, querencias, apostolado, a lápiz por si acaso, por mil razones, no salen ya que con un solo borrón empezamos todo de nuevo según lo proyectado, lo que seguro es mejor.

Sin lugar a duda la madurez ayuda a aceptar los cambios de rasante como lo mejor que nos puede suceder, que nuestros preclaros objetivos de hoy no tienen porque ser los de mañana, que según vas envejeciendo compruebas con más nitidez que no todo lo que presumíamos malo es tan malo y no todo lo bueno es tan bueno. Esto también va por las personas.

La pandemia nos ha trastocado todo y sobre todo la seguridad en la que creíamos vivir. En cerca de dos años hemos visto explosionar todo cuanto creíamos y queríamos. Todo se ha tambaleado, sigue haciéndolo, y solo la Fe se ha mantenido inamovible y con ella la Esperanza y la Caridad.

Hoy pienso que casi todos escribimos a lápiz como por ejemplo los cofrades que miramos de reojo el avance o retroceso de la enésima ola mientras nuestro corazón se desboca por poder vivir de nuevo las procesiones de Semana Santa.

Jesús Rodríguez Arias

lunes, 10 de enero de 2022

* PACO "PAQUETERA"

 

Si algo hacía grande a Francisco Rivero, conocido como Paco "Paquetera", era su sentido del deber, de la responsabilidad, de la confidencialidad...

Era una persona sencilla, humilde, y por tanto alejado de los focos del vacuo protagonismo y por eso mismo es justo y necesario escribir un artículo a un buen hombre que ayudó a todos sin mirar condición.

Pienso que esta mi primera tribuna de este año 2022 en Andalucía Información - Información San Fernando debía estar dedicada a perpetuar su memoria.

Jesús Rodríguez Arias


PACO “PAQUETERA”

Me va a costar escribir en pasado de él ya que desde lo conocí lo he tenido presente en mi vida y pensamiento. Sí, porque Francisco Rivero, Paco “Paquetera” como era conocido, con su forma de trabajar, hacer las cosas, de llevar la prudencia como santo y seña, era muy difícil que pasara desapercibido tanto en el Ayuntamiento de San Fernando donde trabajó como servicio externo contratado por el consistorio como a todos aquellos que en su escaso tiempo libre les echaba una mano.

Sí, Paco fue un hombre bueno que se entregó sin hacer distinción y de ahí que fuera querido y respetado por todos con lo difícil que es llegar a conseguir tal cosa.

Mi relación con él se retrotrae a algunos años atrás antes de ingresar como funcionario de carrera por oposición libre en el consistorio municipal. Lo conocía por lazos familiares, así como por mi vinculación en el mundo cofrade. Desde entonces pude comprobar que trataba con un hombre bueno y servicial al que le gustaba hacer las cosas bien y que todos, he ahí la diferencia que lo hacía tan único, quedaran contentos.

Ya en el ejercicio de mis funciones en el ayuntamiento isleño se intensificó mucho hasta que le llegara la hora de la jubilación y dejara al frente de la empresa a su hijo Ricardo Rivero.

Paco aun estando muy ocupado, y sabiendo que no disponía de horas para atender nada ni a nadie, era incapaz de dar un no por respuesta y haciendo encaje bolillos con el tiempo y con la necesaria colaboración del buen personal municipal de Movimiento atendía a todos sin excepción porque para él no había superiores ni subordinados ya que todos eran compañeros.

Hombre reservado hasta el extremo al que podías contarle lo que fuera que bien sabías que guardaba sepulcral silencio. Paco era una persona que respetaba a todos y se hacía respetar desde el trabajo que tenía encomendando, con su predisposición, desde la concepción de atender siempre en todo momento y ocasión al Ayuntamiento, a todos los servicios y empleados municipales, aunque eso causara menoscabo a su querida mujer, hijos y familia. Era de ese tipo de personas en las que el deber y la responsabilidad están por encima de su propio descanso.

Una vez jubilado alguna que otra vez se acercaba para hacer una visita y siempre terminaba sentado frente a mí en el servicio municipal que tenía encomendando. Para mí Paco siempre era bienvenido porque él fue mis pies y manos muchas veces cuando la intensidad del trabajo era desbordante.

Pienso que el Ayuntamiento de San Fernando siempre estará en deuda con D. Francisco Rivero, con Paco “Paquetera”, por todo cuanto hizo, por todo cuanto calló… No estaría nada mal que la Corporación Municipal le tributara algún homenaje en forma de recuerdo porque Paco también con su callada, pero necesaria labor, ha sido un hijo ilustre de nuestra bendita Isla de León.

Cuando a finales del mes de noviembre del pasado año me enteré, casi por casualidad, del fallecimiento de Paco mi alma se nubló de sentimientos de pesar y nostalgia. No lo veía desde que a finales de febrero de 2020 me instalara definitivamente en Villaluenga del Rosario abandonando mis funciones en el Ayuntamiento por medio de una excedencia, aunque os confieso que lo tenía muy presente, como lo tengo hoy en día, ya que Paco “Paquetera” era de ese tipo de personas que ha valido la pena conocer pues con su humildad, trabajo y dedicación ha dado vitales lecciones a quienes hemos tenido el privilegio de tenerlo cerca.

He querido que este primer artículo de mi semanal tribuna en Información San Fernando de este año dos mil veintidós esté dedicado a esta ejemplar persona y mejor trabajador que lo mismo lo veías trasladando vallas, asistiendo en cualquier evento que se organizara o atendiendo a todo el que lo llamaba porque para él la palabra no estaba fuera de su diccionario.

Descansa en Paz amigo Paco. Sé que tu familia y amigos te estarán echando mucho de menos. A ellos mi pesar.

En este primer artículo quiero desearos lo mejor para este nuevo año, que os cuidéis del dichoso Covid extremando la precaución. Y a Información San Fernando darle un año más las gracias por su apoyo y confianza.

Jesús Rodríguez Arias