A las dos de la madrugada estaba escribiendo este artículo sintiendo las pulsaciones del dolor en el alma. A las cinco convertiría en versos mis sentimientos y con estos comenzaría el II Pregón Jacobeo de Jerez de la Frontera que al mediodía de ayer domingo se celebró en la Iglesia de Santiago el Real y de Refugio. Era mi forma de velar a mi querido amigo y hermano Pepe Moreno Fraile fallecido en la tarde de este pasado viernes.
Agradezco a Antonio Atienza el que se haya podido publicar en el día de hoy este artículo dedicado a un insigne cofrade, un cañaílla de los de verdad, y un periodista que ejerció en esta casa de Publicaciones del Sur hasta su último hálito de vida.
Hoy mi tribuna del lunes está dedicado por entero a la memoria de mi añorado José Valentín Moreno Fraile así como a su mujer, Aurora Marín, hijos, familia, amigos, medios que componen Publicaciones del Sur así como a la bicentenaria Ciudad de San Fernando que ha perdido a otro de sus ilustres hijos.
Jesús Rodríguez Arias
MI QUERIDO PEPE
Serían las doce menos cuarto de este pasado viernes cuando mi teléfono se iluminó con un mensaje que me helaba la sangre por completo. Pepe Moreno Fraile había fallecido. Me lo envió su mujer Aurora Marín en un detalle que guardaré en el corazón mientras viva.
Ya revisé la gran cantidad de mensajes que me habían hecho llegar queridos amigos relatándome también este triste suceso. Hacía mucho tiempo que no me quedaba de piedra, sé que se me cambió el rictus de la cara y una emoción que contenía como buenamente podía impregnaba mi ser. Estaba cenando con unos amigos que en verdad forman parte de la familia que Dios te regala.
Permitidme que no escriba quién fue en La Isla José Valentín Moreno Fraile pues de todos es conocido. Hoy quiero hablaros de quién fue Pepe Moreno Fraile para mí.
Un buen amigo, buen hermano en la Fe, un cofrade que amaba este apostolado como también lo hacía con la ciudad de San Fernando, un marido y padre de familia entregado, un buen hijo y hermano, amigo de sus amigos. Valiente como él solo pues era crítico cuando había que serlo, nunca fue amigo del buenismo de lo políticamente correcto, siendo coherente a sus principios. Era, me cuesta mucho hablar en pasado, un verdadero referente.
Corría septiembre del año dos mil diecisiete, me habían nombrado pregonero de Nuestra Señora de la Esperanza de la querida Hermandad de la Expiración. Me llamó para felicitarme y en la conversación me dijo que ese año se cumplía el décimo aniversario de su pregón a la Reina y Madre de la Esperanza Franciscana. Le pedí que escribiera unas palabras a modo de introducción de mi pregón, sería algo íntimo pues estarían guardadas bajo las pastas junto a las palabras del entonces hermano mayor David Gutiérrez y de mi presentador Manuel Bouza Montilla. Las palabras por él escritas están custodiadas en la Hermandad desde el día de pregón. Ese era Pepe Moreno Fraile, un hombre entregado que nunca decía que no a nadie, que siempre estuvo para todo aquél que lo necesitó. Un cofrade como la copa de un pino de los que ya van quedando pocos.
Desde luego pienso que se nos está yendo no tanto una generación sino unas personas sumamente valiosas, que han sembrado sin pretensión de recoger nada. Personas, como Pepe Moreno Fraile o Pepe Ribera, que aun sabiendo que tenían mucho y bueno que hacer aquí en el mundo Dios los ha recogido para llevarlos al cielo pues ya, aunque sea difícil de entender, han cumplido con su terrenal misión. Una vez un querido amigo sacerdote me dijo que el Señor quería siempre consigo a los mejores y pienso que es una rotunda verdad.
Reconozco que para mí ha supuesto un auténtico privilegio colaborar con Pepe Moreno Fraile, una verdadera institución en el periodismo isleño pues ha sido el decano de la prensa cofrade hasta el día de su fallecimiento, y también junto a su mujer Aurora Marín en las páginas del semanario Información San Fernando. Todos los viernes, a última hora, le escribía mi semanal correo con el artículo del lunes siguiente. La penúltima vez que le escribí fue el día que murió Pepe Ribera ya que le di el pésame pues no solo había muerto el amigo sino un verdadero hermano.
La Isla, el mundo cofrade, y el periodístico en particular va a echar mucho de menos a José Moreno Fraile. Escribo este artículo apenas cuando son las dos de la madrugada del sábado 23 de julio con inmenso dolor no exento de Esperanza, la que nos mantuvo unidos en la Fe y en la Caridad.
Se me ha ido un querido amigo y un buen hermano y ya siento un hondo vacío que me acompañará mientras viva.
Mi admiración más profunda a su mujer, Aurora Marín, que ha sacado fuerzas de flaquezas para sobrellevar con inmenso amor y dedicación la terrible enfermedad de su marido, así como dedicarse a la labor en la que él trabajó sin descanso durante décadas. Mi cariño a sus hijos José Antonio y Rocío, a su familia, legión de amigos y a todos cuantos conformamos Publicaciones de Sur.
Hoy, sin lugar a duda, es un día verdaderamente triste.
Jesús Rodríguez Arias