España tiene alma de país campeón. Así lo han demostrado sus deportistas, quienes en estos momentos nos hacen sentir gran orgullo. Aún estamos saboreando muchas victorias en las que el himno español se alzó como el ganador. La de Rafael Nadal hasta ha hecho historia. Tengo la suerte de coincidir con él y con su tío y entrenador Toni, gracias a los motivadores e inspiradores congresos «Lo que de verdad importa», a los que jóvenes de las principales ciudades españolas tienen la suerte de asistir, y fue sorprendente la humildad con que Toni nos decía: «Vosotros sí que tenéis mérito, mi sobrino sólo pasa la pelota por encima de la red», y con gran sentido del humor apuntó: «Unas veces mejor que otras». Pero esa actitud, unida a otros valores necesarios para conseguir metas, les han llevado a un récord histórico. Es el espejo en el que debemos mirarnos: perseverancia, sacrificio, entrega… Además, el deporte español ha conseguido que nos sintamos orgullosos de alzar nuestra bandera sin complejos ni connotaciones. Ese espíritu de fortaleza y unión es el que seguirá dándonos victorias traducidas en millones de alegrías compartidas, y hasta nos hará superar la crítica situación económica que atravesamos. Porque tenemos un espíritu ganador capaz de colocarnos de nuevo en el lugar que nos corresponde. Gracias a todos esos deportistas que nos recuerdan que con esfuerzo, voluntad y ganas, verdaderamente, podemos.
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