Según publica el periódico "La Gaceta":
"La JMJ permitió batir en agosto un nuevo récord de turistas".
"La JMJ permitió batir en agosto un nuevo récord de turistas".
Y éste es un dato claramente económico que afecta de forma positiva a una Nación en ruinas y no sólo en la parte financiera y económica, sino social, familiar, en valores, en compromisos, en creencias... La celebración de la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid el pasado mes de Agosto que tantas críticas, algunas de forma salvaje, acarreó ha supuesto un revulsivo en muchos campos. La visión que tenemos, hasta los no creyentes respetuosos, es que esta concentración de la juventud en torno a Jesús ha sido única e irrepetible, ha sido un rayo de luz ante tanta tinieblas que estamos padeciendo a diario.
Todos los días nos desayunamos con malas noticias, parecen que en el mundo no se produce ninguna buena y que la felicidad ha sido eliminada de la faz de la tierra, donde el paro, la caída de la economía mundial con el grave peligro de rescate para España, donde todas las formas de violencias; guerras, atentados, violencia doméstica, han ido en aumento y colapsan los periódicos y los programas televisivos de actualidad, cuando no nos ofrecen la basura personal de esos personajillos mediáticos que envilecen cuanto le rodean, donde el desprestigio de la clase política auspiciada por unos gobernantes incapaces de gestionar España y capaces de lo que sea para mantenerse en el poder, cuando todo esto y más ha sucedido en este verano atípico y sigue sucediendo en nuestro día a día, aparece un anciano que convoca a los jóvenes para reunirse para orar juntos, para compartir vivencias y creencias en torno al Hijo de Dios, a Jesús Resucitado, que es Fuente y Vida de nuestra Salvación.
Esos días España parece otra, llena de culturas de todos los sitios del mundo, se convierte en sede mundial de la fe, de la esperanza, de la juventud. Esos días España se convierte en la Nación que propicia la mejor noticia que podemos tener: Dios nos ama y está siempre con nosotros y son los jóvenes los que insuflan de fe, de optimismo, de generosidad, de ejemplaridad por donde pasan. Por más que quieran insultarlos, provocarlos, herirlos con manifestaciones orquestadas desde poderes ocultos, pero que, a su vez, son conocidos y públicos, cuando verdaderos energúmenos que se dicen "indignados" ¿De qué? ¿De que están indignados los que se manifestaron contra el Papa y la JMJ? Y no son capaces de manifestarse e insultar a los verdaderos causantes de esta crisis: El Gobierno que rige esta gran Nación, el Gobierno presidido por José Luis Rodríguez Zapatero, al que estaremos orgullosos de decirles adiós dentro de, escasamente, dos meses. A pesar de todo esto los jóvenes, los verdaderos artífices de estas Jornadas inolvidable donde se celebró en comunión la fe que viven día a día y que con su ejemplo nos dan a los demás verdaderas razones para tener esperanza en las nuevas generaciones, en el futuro de este mundo. España gracias a la JMJ se convirtió, en alegría desorbitada, cuando estábamos acostumbrados a tantas penalidades, a tanto hastío. Este verano, y que sirva de precedente, durante unos días hubo muchas y buenas noticias y en un mundo lleno de oscuridad, desengaño y tristezas esto es, cuando menos, alentador.
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