martes, 26 de julio de 2016

* CARTA A ANA PERAL.






Lo decía en unas palabras a primera hora de la madrugada, que antecede a cada amanecer, cuando referí que no había conocido a mis abuelos y que no por eso no habían existido para mí pues bien se encargó mi madre de inculcarme Amor por ellos.

Hoy es día de San Joaquín y Santa Ana, los Abuelos de Jesús, y se puede también decir que hoy en el día donde los abuelos son los protagonistas pues su figura ha sido, es y será imprescindible para cada Familia.

Pero permitidme que no os hable hoy de los abuelos sino de una persona muy querida por mí que hoy “celebra” su santo: Ana Peral.

Hoy quiero escribir este escueto artículo por vía epistolar, a la antigua usanza, que nunca estará perdida del  todo si nosotros no abandonamos la elegante forma de comunicarnos por medio de una carta.

Mi querida Ana:

Hoy te escribo no para felicitarte, ya habrá años para eso, porque sé de antemano que no es el momento. Quiero aprovechar esta carta escrita desde el corazón para desearte Paz.

Sí, no me he vuelto loco porque creo que en estos momentos de desconcierto ante el sangrante dolor que estás, estáis, padeciendo lo único que puedo perseguir por medio de la oración, del acompañamiento personal, de mis palabras es PAZ.

Esa clase de Paz que viene del mismo Dios y que hace reencontrarte contigo misma, comprender que no aceptar sin más el sentido de lo que ha pasado, asumir y reconocer que una nueva realidad ha acampado en tu  vida y que con ella tienes que vivir el resto de tus días.

Porque tienes que vivir Ana. Lo tienes que hacer por su hija Ana, también por Laura que intercede por vosotros ante el Señor, lo tienes que hacer por tu Familia, tus amigos y sobre todo por ti. Tienes que vivir también por tí porque nadie puede dar nada de lo que no tenga primero pues bien sabes que la Caridad bien entendida empieza por uno mismo.

Tienes que Vivir para alcanzar esa Paz que te deseo y así alcanzar otro grado, hasta ahora desconocido, de la Felicidad pues asumiendo el sentido del dolor y de la muerte como paso previo a la Vida Eterna podemos alcanzar un grado de felicidad que no está al alcance de cualquiera porque te hablo de esa felicidad que se encuentra cuando te abandonas en los brazos redentores de Dios.

Por eso en este día tan bonito en el que celebramos a modo de recuerdos y presencia tu santo y el de tu hija quiero que sientas mi apoyo constante, la calidez y el acompañamiento en estos momentos. Quiero que la Paz vuelva a latir en tu corazón y que a pesar de que cuando te encuentras sola el mundo se te cae a pedazos piensa que Laura está siempre contigo, que ya ella es Feliz, que ya ella ha alcanzado la verdadera Paz.

Y a la Felicidad y Paz de Laura tienes que agarrarte para conseguir la tuya y contigo tu hija Ana, tu Familia y cuanto te queremos.

Gracias por tanto Amor como demuestras a diario, gracias por hacernos partícipes de tu vida a modo de goteo donde se une el dolor con la Esperanza.

Gracias por ser como eres querida Ana, buena amiga, y en este día de San Joaquín y Santa Ana, te deseo LA PAZ.

Con un fraternal abrazo y continuas oraciones.


Jesús Rodríguez Arias

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