
Lo decía en
unas palabras a primera hora de la madrugada, que antecede a cada amanecer,
cuando referí que no había conocido a mis abuelos y que no por eso no habían
existido para mí pues bien se encargó mi madre de inculcarme Amor por ellos.
Hoy es día
de San Joaquín y Santa Ana, los Abuelos de Jesús, y se puede también decir que
hoy en el día donde los abuelos son los protagonistas pues su figura ha sido,
es y será imprescindible para cada Familia.
Pero
permitidme que no os hable hoy de los abuelos sino de una persona muy querida
por mí que hoy “celebra” su santo: Ana Peral.
Hoy quiero
escribir este escueto artículo por vía epistolar, a la antigua usanza, que
nunca estará perdida del todo si
nosotros no abandonamos la elegante forma de comunicarnos por medio de una
carta.
Mi querida
Ana:
Hoy te
escribo no para felicitarte, ya habrá años para eso, porque sé de antemano que
no es el momento. Quiero aprovechar esta carta escrita desde el corazón para
desearte Paz.
Sí, no me he
vuelto loco porque creo que en estos momentos de desconcierto ante el sangrante
dolor que estás, estáis, padeciendo lo único que puedo perseguir por medio de
la oración, del acompañamiento personal, de mis palabras es PAZ.
Esa clase de
Paz que viene del mismo Dios y que hace reencontrarte contigo misma, comprender
que no aceptar sin más el sentido de lo que ha pasado, asumir y reconocer que
una nueva realidad ha acampado en tu
vida y que con ella tienes que vivir el resto de tus días.
Porque
tienes que vivir Ana. Lo tienes que hacer por su hija Ana, también por Laura
que intercede por vosotros ante el Señor, lo tienes que hacer por tu Familia,
tus amigos y sobre todo por ti. Tienes que vivir también por tí porque
nadie puede dar nada de lo que no tenga primero pues bien sabes que la Caridad
bien entendida empieza por uno mismo.
Tienes que
Vivir para alcanzar esa Paz que te deseo y así alcanzar otro grado, hasta ahora
desconocido, de la Felicidad pues asumiendo el sentido del dolor y de la muerte
como paso previo a la Vida Eterna podemos alcanzar un grado de felicidad que no
está al alcance de cualquiera porque te hablo de esa felicidad que se encuentra
cuando te abandonas en los brazos redentores de Dios.
Por eso en
este día tan bonito en el que celebramos a modo de recuerdos y presencia tu
santo y el de tu hija quiero que sientas mi apoyo constante, la calidez y el
acompañamiento en estos momentos. Quiero que la Paz vuelva a latir en tu
corazón y que a pesar de que cuando te encuentras sola el mundo se te cae a
pedazos piensa que Laura está siempre contigo, que ya ella es Feliz, que ya
ella ha alcanzado la verdadera Paz.
Y a la
Felicidad y Paz de Laura tienes que agarrarte para conseguir la tuya y contigo
tu hija Ana, tu Familia y cuanto te queremos.
Gracias por
tanto Amor como demuestras a diario, gracias por hacernos partícipes de tu vida
a modo de goteo donde se une el dolor con la Esperanza.
Gracias por
ser como eres querida Ana, buena amiga, y en este día de San Joaquín y Santa
Ana, te deseo LA PAZ.
Con un
fraternal abrazo y continuas oraciones.
Jesús
Rodríguez Arias
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