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Tenían que pedir prestado el Jesús Atado a la Columna, que pertenece a la cofradía de la Vera Cruz, y lo hicieron, como se viene haciendo estos últimos años, de la forma más solemne. Llegada de la cofradía a la iglesia de la calle Platerías, llamada a la puerta y el paso sale con la Marcha Real sonando de fondo. Era la banda de cornetas y tambores de la Piedad.
Y volvieron a repetir la misma música, porque tenía que salir su madre. Algunos dicen que para un encuentro, pero desde la cofradía titular de esta procesión se explica que solo es que la Virgen sale a despedirse de su hijo. Y se despidió y se guardó. Pero antes, para la petición formal del paso, el presidente de la cofradía de la Vera Cruz, José Luis Martín afirmó que entregaba de forma «gustosa» la imagen para su procesión hacia la Pilarica. Y sonaron las campanas.
Porque la procesión de la Peregrinación de la Promesaestrenaba este año un doble varal para la campanaque no pasó desapercibido entre los presentes. A hombros, entre una decena de hombres cargaban con la campana que hacen sonar en los momentos especiales. Pero no solo sonaron ellos y los de la banda de La Piedad, sino que también dos bombos y una corneta de la cofradía del Santo Entierro acompañaron a los hermanos de l Jesús Atado a la Columna durante esa Peregrinación de la Promesa. Y también colaboraron otras cofradías: en total más de diez.
Después de la despedida frente a la iglesia de la Vera Cruz, donde unos doscientos asistentes vieron cómo las dos cofradías se prestaban el paso cordialmente, la procesión subió por la calle Platerías hasta Fuente Dorada. Más tarde pasó por Santa Cruz para dirigirse hacia Gabriel y Galán. En la iglesia del Pilar se efectuó, pasada la media noche, la Renovación de la Promesa.
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