lunes, 6 de enero de 2014

* SE VA ACABANDO EL DÍA DE REYES.

Bueno, ya está finalizando el día donde la alegría y la ilusión de todos los niños del mundo y también de los mayores se hace una feliz realidad.
 
¿Aunque habría que preguntarse hasta donde llega esa felicidad? ¿En qué cosas ponemos nuestras ilusiones, nuestros afanes?
 
Los que tenemos fe, los que vemos la Mano del Señor en todo, hemos celebrado un día donde se manifiesta lo tangible y lo intangible del amor fraterno y mutuo. Los regalos de Reyes son simples elementos, como diría un querido amigo, complementos del cariño y del afecto que mutuamente nos tenemos.
 
Los niños son los verdaderos protagonistas, ellos son los receptores máximos y preferentes de un día donde se "colman" sus deseos, donde muchas de sus ilusiones se hacen realidad.
 
Gracias a la Iglesia, a distintas asociaciones e instituciones así como el espíritu solidario de pequeños pueblos  que participan en masa para que ningún niño se quede sin juguete porque siempre los más desfavorecidos, los que lo están pasando mal, los que carecen de lo más elemental son las víctimas más sangrantes en todas las fiestas y esta percepción se hace más palpable en Navidad y, por supuesto, en la celebración de los Reyes Magos.
 
Hoy quiero recordar a todos los que están enfermos, en los hospitales, sus cuidadores que se desviven para que no les falte nada y menos compañía en los momentos de aciago dolor y de hondos temores, también quiero recordar los que están solos, la soledad se percibe aunque haya una multitud a tu alrededor, a los olvidados, a los perseguidos, a las víctimas del terrorismo, del maltrato, de viles asesinatos, a los niños que no han podido nacer por medio del aborto, a sus madres que sufren graves secuelas por tal causa, de aquellos que teniéndolo todo no tienen de nada pues han puesto sus afanes en lo material y en lo finito dejando olvidado la trascendencia de saberse un hijo de Dios amado porque no quieren o porque nadie le ha mostrado el camino, inmenso camino, de la Fe. En definitiva, a todos los que necesitan llevar a sus vidas los regalos que da nuestro Padre Celestial: Amor, alegría, optimismo, caridad, servicio, donación, entrega, justicia, amistad, fraternidad, hospitalidad..., que son los regalos perdurables en el tiempo, el perfume que huele mejor, el libro donde todo se aprende, la joya que siempre está y nunca se deteriora, el juego más apasionante de tu vida.
 
Hoy cuando termine el día de Reyes, de la Epifanía del Señor, y la esencia de la Navidad, de la maravillosa Venida de Nuestro Salvador Jesucristo en Belén, empezará un nuevo año lleno de intenciones que, por nuestro bien y el de los demás, deberemos poner en práctica.
 
El modo y la forma nos la irá diciendo el Señor día a día.
 
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios te bendiga.
 
Jesús Rodríguez Arias

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