lunes, 6 de agosto de 2018

* DESDE VILLALUENGA: MATEO VÁZQUEZ




Ese domingo salía San Roque, el día antes los astados habían recorrido las calles de Villaluenga haciendo las delicias de los que nos gusta disfrutar de nuestras tradiciones, la Misa ya había acabado y los sones del himno nacional envolvían la Alameda mientras los costaleros que por entonces comandaba nuestros siempre querido y recordado José Miguel Calle hacían la complicada operación para bordear con éxito el dintel de la puerta de la Iglesia de San Miguel Arcángel. Lucía un sol de justicia y hacía calor…

El Santo fue recorriendo en procesión las calles del pueblo y mientras el cortejo de vecinos y devotos con sus mejores galas bajaban la empinada cuesta de la plaza Fernando Portillo y el paso estaba en la esquina de la casa de Beli y Carmelo o la de Paqui y Eduardo según se mire, nosotros lo contemplábamos alegres desde la misma puerta de la casa de Rogelio.

Cuando esta pasó encaminándose ya para su recogida nos quedamos los tres solos y entonces con una gran sonrisa, con esos ojos siempre niños, me dijo Mateo: “Vamos Jesús, que hay que tirar el cohete” y hacia ese lugar nos encaminamos junto a Rogelio en medio de bromas, risas y recuerdos…

Siempre recordaré a Mateo Vázquez como ese hombre afable, ese hombre predispuesto a colaborar en todo cuanto pudiese, en echar esa necesaria mano en todas las fiestas, actos, que se celebraran en el Pueblo o tirando esos cohetes tan característicos al comienzo y final de cada toro que por San Roque se celebra, en la procesión del Santo, en la Patrona, en las Fiestas…

Mateo ha hecho de todo para sacar su familia hacia adelante, para que no le faltara nada, para criarlos en esos valores que hoy parecen desaparecidos en una sociedad demasiado vacía. Junto a su mujer Pilar, su apoyo constante en la vida, han sido, siguen siendo, referentes no solo en Villaluenga del Rosario sino en todos los lugares donde eran conocidos por su prudencia, su saber estar, su discreción, su amabilidad, su eterna sonrisa.

Lo recuerdo sentado en una silla en ese corralillo que tiene a la salida del pueblo donde las gallinas, los gatitos y algún que otro perro han encontrado su hogar. Sentado en el sol en el frío invierno con los ojos perdidos en sus recuerdos que cuando yo pasaba caminando me los contaba, me los refería incluso adornado con palabras de un particular refranero. Lo recuerdo por la mañana o cuando la tarde caía cargado con comida para sus animalillos que en cuanto lo divisaban le daban encuentro a modo de coral maullidos mientras él con su eterna sonrisa iba llamando a cada uno por su nombre haciendo especial hincapié en uno negrillo, muy zalamero, que atendía al nombre de Juanito y que lo acompañaba en sus paseos.


También lo recuerdo charlando con sus amigos, de sus cosas, de lo vivido, de lo conocido, de ese Villaluenga de ayer, ese Villaluenga en los años más duros, en los que tuvieron que trabajar correosamente para con esfuerzo y dedicación hacer un pueblo y también una sociedad mucho mejor para sus hijos.

Lo recuerdo jugando sus partidas de dominó en el Bar Alameda, cuidando de sus nietecillos en su casa que colinda con el Ayuntamiento así como con la casa de sus consuegros Rogelio y Charo.

Lo recuerdo apretando ese tornillo que fijara más si cabe a las andas a Nuestro Padre Jesús en la tarde del Jueves Santo para que cuando saliera camino del Calvario a la mañana siguiente no surgiera ninguna dificultad…

Lo recuerdo involucrado en todo lo que se le pedía, sin importar hora, momento y ocasión pues Mateo junto a Pilar y su Familia sabe bien lo que es servir al Pueblo pero sobre todos a sus convecinos desde la sencillez, desde la humildad y con una eterna sonrisa…

Hacía ya algunos años la vida le vino mal dada y los padecimientos junto a la enfermedad se hicieron presentes en su día a día. Ya no iba él a llevar la comida a sus gatillos ni a sus pollos sino que lo hacía Pilar, su mujer, su hija Paqui o sus nietos. Ya se le veía de cuando en vez dando paseos acompañados de su bastoncillo tan enjuto como él. Se le veía más delgado aunque en verdad nunca llegué a verle vencido.

Su deterioro físico fue parejo a sus visitas al hospital que en verdad se hacían más frecuentes y desde hace meses ya no caminaba por las calles del pueblo con su propio pie sino que lo llevaba su yerno o su hija en su particular carrito. Mateo fue ese hombre que tanto me impacto y ayudó pues supo encarar la enfermedad, las dolencias, las limitaciones físicas con una inmensa sonrisa, con unos ojos siempre niños, siempre ilusionados, como aquella vez que me dijera que nos fuésemos a tirar el cohete mientras San Roque encaraba la Iglesia para recogerse.

El Pueblo de Villaluenga por medio de la Asociación del Toro de Cuerda le rindió un más que merecido homenaje en agosto del pasado año. Todos los socios presentes acudimos para no solo presenciar sino estar con él cuando Alfonso Carlos Moscoso, alcalde de nuestro Pueblo, le hizo entrega de una sencilla placa en la que le reconocían todo cuanto bien había hecho por esta antigua y profunda tradición así como le daban las Gracias por su implicación, por su leal espíritu de servicio, por ser Mateo Vázquez.

Él haciendo uso de la palabra con bromas y recuerdos agradeció con su inmensa sonrisa este detalle con el que se hacía tanta justicia con un hombre tan bueno.

El pasado 25 de julio, día de Santiago Apóstol, Patrón de España, Mateo Vázquez era enterrado en el Cementerio del Salvador al que tanto años estuvo dedicado. Moría aquejado por el deterioro de su enfermedad un hombre bueno, un hombre servicial, un hombre afable, un hombre entregado, dejando a todo el Pueblo triste porque ha perdido un buen y querido vecino que ayudó a todos en lo que estuvo en su mano.

Faltan apenas 5 días para que Villaluenga del Rosario viva nuevamente la Fiesta del Toro de Cuerda. El sábado 11 de agosto en nuestro Pueblo se volverá hacer historia en la propia historia de tan precioso lugar pero esta vez será distinto pues no estará nuestro querido Mateo Vázquez que cohete en mano esperaba encender la mecha con la que daba comienzo todo…

Será un sábado de recuerdos, tiene que serlo por fuerza, y de íntimas emociones de todos los que tuvimos el inmenso privilegio de conocerlo.

Allá en el Cielo, que como todos sabemos está más allá de donde pierde la vista tras el Caíllo, se ve desde poco más de una semana una nueva estrella que ilumina el firmamento y que tiene forma de sonrisa…

Un honor, un placer, haberte conocido querido Mateo, me has enseñado mucho en el transcurso de los años que hace te conozco, me has enseñado a encarar la vida con espíritu de servicio, me has enseñado a mirarlo todo con ilusionados ojos de eterno niño.

Descansa en Paz querido amigo, que te lo mereces, la Virgen del Rosario que Pastorea nuestras almas y que nos acompaña en los Dolores y en la Soledad te guarda bajo su manto.

Mi cariño, mi pesar, mi emoción y oraciones para con Pilar, su viuda y mujer ejemplar, sus hijos, nietos, familia, amigos así como para todo el Pueblo de Villaluenga del Rosario que desde hace 13 días está un poquito más huérfano.

Recibid un abrazo con sabor a eternidad,

Jesús Rodríguez Arias


3 comentarios:

  1. Muchas gracias Jesús por tus palabras y reconocimiento ejemplar hacia mi padre. Un abrazo.

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  2. Muchas gracias Jesus, en nombre de toda la familia. Un abrazo

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  3. Muchas gracias Jesus, bonitas palabras hacia mi padre. Todos nos acordaremos de el cuando suene el cohete el sabado. Un abrazo

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