Cómo se está diciendo tanto en torno al Convento de las Capuchinas, como se está dando una parte de información, como son tantos los que dudan ante tantas exposiciones, declaraciones, intervenciones, escritos los cuales siempre tendrán mi respeto, aunque nos los comparta, si estos se hacen desde la buena fe, desde el cariño o incluso desde una información parcial que no global y por tanto objetiva.
A esos que hablan en público y en privado, que envían todo tipo de mensajes verdaderamente insultantes contra la Madre Iglesia y nuestro Obispo, los que se erigen en posesión de una verdad que es una clamorosa mentira, a esos no les digo absolutamente nada pues por sus hechos los reconoceréis aunque después cuando todo pase no vengan con milongas y chupando la correspondiente rueda de molino porque en ese momento les interesa como ahora lo que se han prefijado es destruir a saco y de cualquier modo.
Esta conclusión, aparte de la información que puedo manejar, está consultada con "mi tocayo" que es como nombró a Jesucristo uno de los que han envilecido tanto por las redes sociales como en cualquier lugar que ha tocado.
Pues después de consultarlo en el silencio y a la luz de Sagrario publico esta información que no es de la Iglesia sino de la Junta de Andalucía y más concretamente del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico.
A lo mejor este es un gran momento para dejar la historia a los historiadores y no confundir tanto al personal.
Comprendo, porque soy isleño de origen, el inmenso cariño que se les tiene desde siempre a las Capuchinas, bondadosas monjitas donde las pueda haber, comprendo todo lo relativo a los sentimientos pero lo que no puedo entender es que se utilicen estos resortes en los que se "venden" defender a la Iglesia para realizar un cruento ataque a la misma donde la mentira, la impiedad y la cobardía se está poniendo de manifiesto por día que pasa y que tiene nombres y apellidos y lo malo es que sé quienes son todos.
Yo, como le dije a uno de estos personajes, siempre estaré del lado de la Iglesia, de sus pastores, los demás, los que se jactan y utilizan estos resortes para atacar a nuestros Prelados, han habido otros casos en España no seamos tan desmemoriados, solo decirles que sigo donde siempre y además orando por estos para que la Luz del Espíritu los iluminen y que Dios sea bondadoso ante tanta mezquindad-cobardía.
Jesús Rodríguez Arias
Historia
La finca de la entonces calle Santa Ursula en la que se asentaron pertenecía a Vicente de Reyna y Martín siendo comprada por éste a Juana Nepomuceno Morales en 1865. En esos momentos constaba de una "casa principal con huerta y jardín" lindaba "por el norte con el callejón o terreno nombrado de Madariaga, con la calle San Juan de Dios y con dos casas (...) Por el sur con terrenos y casas llamadas de Sevilla o Patio del Agua y por su espalda con terrenos de Casa Alta". Esta finca que posteriormente fue puesta en venta judicial fue adquirida finalmente en 1889 por el obispo gaditano Vicente Calvo y Valero en 65.000 pesetas, pasando a propiedad personal de los obispos que ocuparan la sede gaditana. Fue éste el mismo obispo que acogió, en el gaditano convento de Santo Domingo desde 1886 a 1889, fecha del traslado al nuevo convento, a las monjas fundadoras procedentes de El Puerto de Santa María y que fueron Sor María Josefa Magón de Campanea y Casaux, Sor María Josefa Antonia de Laborrieta, Sor María Josefa Blanco, Sor María Rosalía Alcántara y Sor María Josefa Luisa Noriega.
En la actualidad, las monjas capuchinas, de honda tradición en la ciudad, mantienen ese espíritu de austeridad y pobreza propios de su orden. Unida a su intensa vida de oración realizaban anteriormente y con fines de mantenimiento diversas labores, entre las que se encontraba la apicultura. En la actualidad han abandonado parcialmente esa faceta, dedicándose exclusivamente a la venta de miel, jalea y polen de elaboración artesana, que les suministra desde Sanlúcar de Barrameda un benefactor que se hizo cargo del cuidado de los panales.
El convento es reflejo de ese espíritu de austeridad y frugalidad que transmite su limpia arquitectura y desornamentada iconografía. Por él siguen velando, puertas adentro las hermanas, y únicamente se ve limitado por la venta de esos productos y por la donaciones , tanto económicas como materiales, que los fieles que a él acuden realizan para ayudar a que las Capuchinas sigan recordándoles en las oraciones que surgen desde el interior de la clausura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario