
Es “Los Alamillos” un lugar que mantiene el sabor de las ventas de toda la vida con unos salones extraordinarios y una chimenea que da calor mientras comes en los meses donde el frío se hace notar.
Afuera una gran terraza llena de mesas donde puedes tomar lo que quieras al calor del amarillento sol que calienta en algo el frío que suele envolver esos meses de otoño tardío, crudo invierno o incipiente primavera.

Pero si todo es ya una invitación para ir lo que destaco es a las personas que están al frente de este negocio eminentemente familiar, el trato humano es extraordinario porque desde el primer segundo te hacen sentir en casa, y la materia prima que ofrecen es de una extraordinaria calidad que hacen que Víctor y las personas que lo acompañan en las labores culinarias se luzcan en cada plato o tapas que salen de la cocina.
Si quieres comer muy bien y a un buen precio uno de los mejores sitios es sin duda alguna “Los Alamillos”.

Os confesaré que para mí la ensaladilla rusa de “Los Alamillos” es la mejor de las que he probado. Siempre me pido una porque supone la antesala a un buen almuerzo.
De la variada carta elijas el plato que elijas habrás acertado. Si te gusta el pescado lo tienen y preparan de forma exquisita aunque para mí, si tengo que recomendar alguno, el preferido es el lomo de bacalao confitado. ¡¡Inigualable!!
Las carnes hablan por si solas con solo ver las fotografías que acompañan a este artículo además de los arroces, revueltos, croquetas y un largo etcétera lleno de sabrosos sabores.

Sé, porque así me lo han manifestado, que los que entran por sus puertas ya nunca se van porque aunque vivan a kilómetros de distancia de este enclave situado en el término de Grazalema siempre tienen nostalgia por volver a "Los Alamillos" donde saben que comerán lo mejor, a un precio inigualable y que serán atendidos de forma muy personal, humana, familiar y eso, en este mundo que anda por senderos deshumanizados, se convierte en un privilegio y un auténtico lujo.
Alguno diría que lo conocí por "casualidad" aunque os diré que no creo en las casualidades. El tiempo no me acuerdo bien aunque hablo de cuatro o cinco años para atrás. Era sábado y después de que Hetepheres volviera de la catequesis nos íbamos a ir a pasar el día en el campo que nuestros compadres tienen en la Sierra de Grazalema. Reconozco que yo andaba por ese entonces más mal que bien pues mi enfermedad iba entrando poco a poco en los peores momentos. No sé en que momento sentí como una fuerte bajada de tensión se apoderaba de mi cuerpo haciendo de este un "guiñapo" hasta perder casi la conciencia.

¡Fue milagroso lo bien que me sentó! Y al poco rato estábamos llegando a la casa de nuestros compadres para disfrutar de una tarde en compañía de toda la Familia.
Desde entonces guardo un inmejorable recuerdo de "Los Alamillos" pues me salvaron de un momento algo crítico.
Desde que resido en Villaluenga del Rosario han sido muchas las ocasiones en las que vamos a esta entrañable Venta para disfrutar no solo de sus manjares sino de la hospitalidad de quienes lo gestionan y trabajan allí, los que cada vez que vamos nos hacen sentir no solo en casa sino en Familia.
Este es un artículo que hace mucho tiempo quería escribir y que un día por otro he ido dejando hasta el día de hoy que lo publico no solo para hacerles "publicidad" sino para agradecerle como son y como nos tratan no a los clientes sino a todos los que conformamos la gran familia de "Los Alamillos".
Con mi admiración y un fraternal abrazo,
Jesús Rodríguez Arias
Fotos: Página Facebook "Los Alamillos" y archivo SED VALIENTES.
Fotos: Página Facebook "Los Alamillos" y archivo SED VALIENTES.
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