miércoles, 21 de enero de 2015

EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN; POR JOSÉ ANTONIO SIGLER.

EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN: "Tú eres un pueblo santo para el Señor, tu Dios / el Señor se enamoró de vosotros y os eligió  por puro amor / y os rescató de la esclavitud / Así sabrás que el Señor, tu Dios, es Dios: el Dios fiel que mantiene su alianza y su favor con los que lo aman y guardan sus preceptos". (Oficio de Lecturas). Con estas palabras es muy fácil amar a Dios porque en nuestro corazón ya llevamos inscrito el deseo de amar. Y amar nos sale solo. Otra cuestión es guardar sus preceptos. Porque, aunque la ley "natural" también la llevamos inscrita, igualmente llevamos el pecado. Últimamente se está causando mucha persecución  y mucha necesidad en otros países, pobres por supuesto, y –es mi opinión, Dios me libre- parece que actuamos como si la cosa no fuera con nosotros. Santa Teresa de Calcuta decía que había que amar hasta que duela, pero me parece que a nosotros nos "duele poco".
Esto también es aplicable a nuestro entorno de familia y amigos. Y no porque nos "duela poco", sino porque necesitamos "aumentar" nuestra confianza en el Señor. ¿No decimos, y sentimos, que Dios nos ama?, pues ante lo inexplicable, y lo explicable, fiarnos del Señor y decir lo del Padre Pío: "El pasado lo arrojo a su misericordia; el futuro lo confío a su providencia; solo me reservo el presente para vivirlo y ofrecerlo en intensidad de amor". Santa María de Caná, ruega por nosotros.

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