EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN: "Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador". (Evangelio del día). Una Lectura muy conocida, pero, aunque está muy "trillada", siempre Dios te pone en el corazón, como todas las Lecturas, algo nuevo. Si Cristo es la verdadera vid (y nosotros sarmientos), ¿qué hacemos, yo incluido, chupando de otras vides? Si estoy insertado en Cristo, ¿porqué no me dejo labrar, moldear por el Padre? Yo, como sarmiento, estoy llamado a replicar la vida y los actos de Cristo. Tarea nada fácil, pero voy de la mano de un buen labrador. La Lectura, para asumirla e integrarla bien, habría que completarla con dos párrafos, entresacados, de todo el texto: "permaneced en mí, y yo en vosotros" "porque sin mí no podéis hacer nada." Todo esto me tiene que hacer pensar que vivo en Cristo y para Cristo, en Dios y para Dios. La Lectura de Laudes viene muy al hilo: "Si hemos muerto con Cristo...", concluyendo "...su vivir es un vivir para Dios". ¿De dónde, entonces, vienen los miedos? ¿Porqué no confio más? Verdaderamente, ¿donde estoy injertado? Hazme, Señor, un buen sarmiento y que, abandonando dudas, formándome, confiando plenamente y viviendo de ti, sea capaz de ser "vid" para otros y no dejar de quedar insertado en ti. Santa María, madre de Caná, ruega por nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario