El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, lleva cuatro años inmerso en una eterna campaña electoral. A pesar de ello, cunde el desencanto entre los electores y, en el día de su confirmación como candidato por el Partido Demócrata, las encuestas lo ahogan con respecto a su rival en la carrera hacia la Casa Blanca, el candidato republicano Mitt Romney.
Charlotte (Carolina del Norte) ha sido elegida como la ciudad que acogerá el evento, y es allí donde la impopularidad del presidente de EE UU es un fiel reflejo de sus últimos cuatro cursos de gestión.
Ayer se publicó una encuesta que mostró que si las elecciones se hubieran celebrado ayer en Carolina del Norte, Obama hubiese sido derrotado en los comicios presidenciales. El sondeo, realizado por la Elon University y el diario The Charlotte Observer, muestra que al presidente se le otorgó un 43% de las intención de voto en dicho estado, frente a un 47% que apoyaría a Romney.
Esta encuesta se ha publicado un día después de que la web Real Clear Politics redujera la ventaja del presidente sobre Romney en 0,1 puntos. La intención de voto para el primero sería del 46,4%; y para el segundo, del 46,3%.
Estado indeciso por antonomasia, Carolina del Norte se torna clave en el resultado de las próximas elecciones del 6 de noviembre. Desde hoy y hasta el jueves, día en que Obama será encumbrado como candidato a la presidencia, muchos son los puntos sobre los que el Presidente debe incidir ahora que le llueven las críticas republicanas al haber fracasado en la reactivación de la economía.
De hecho, analistas y asesores del partido consultados por AFP reconocen que será difícil recrear el mismo entusiasmo de 2008, cuando Obama se presentó ante los americanos como el garante del cambio, así como la llegada de un afroamericano a la Casa Blanca.
Hoy, las fórmulas para que logre convencer resultan complejas: cuando Obama tomó la presidencia en 2008, EE UU tenía una tasa de desempleo del 5%. En la actualidad, es del 8%. Entre sus propuestas estrella para esta semana están defender una impopular reforma sanitaria en muchos estados e insistir en su plan de aumentar los impuestos a los más ricos.
Desde luego que el tinglado demócrata promete. Muy del corte de la Convención Republicana, la primera dama, Michelle Obama, ejercerá hoy como maestra de ceremonias. “Ha sido realmente difícil enfadarme con mi marido Trabaja duro y hace un enorme sacrificio personal, y aun así se las arregla para ser el padre y el esposo que era antes”. De esta manera terció ayer en la revista Parade la esposa del presidente. Unas declaraciones con un regusto propio de 2008, cuando Obama se presentaba como un superhéroe en campaña.
En el arranque demócrata de la campaña de 2012 se espera que asistan cerca de 6.000 delegados, 35.000 visitantes y 15.000 periodistas acreditados. No será hasta el jueves cuando Obama y su vicepresidente, Joe Biden, sean designados como candidatos a la presidencia y vicepresidencia respectivamente. Ese día, Eva Longoria tendrá la difícil misión de presentar un discurso a la altura del de Clint Eastwood.
Perseguidos
Por su parte, Sarah Palin advirtió a los dirigentes republicanos de que si los defensores de la vida continúan sintiéndose perseguidos e ignorados, podría crear otro partido. La ex gobernadora de Alaska recordó –según reveló FoxNews– que los liberales del siglo XIX se desmoronaron por las luchas internas entre su electorado y avisó de que algo similar podría ocurrir en su plataforma.
Este argumento ha sido utilizado en más de una ocasión por Horward Phillips, líder del Partido de la Constitución, que nació como una escisión del Partido Republicano y que pide la prohibición del aborto en todos los supuestos.
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