Otro día que, por fin, se acaba. Ha sido un día muy largo y cansado. Me levanto todos los días a las seis de la mañana, me arreglo y cojo el tren que me lleva a la ciudad que trabajo, después de la jornada laboral hago el camino de vuelta y llego a casa sobre las cuatro de la tarde. Hoy tenía varios temas que arreglar y, entre una cosa y otra, he llegado a casa a las nueve de la noche. Como me dijo una amiga: "Jornada agotadora, cama acogedora". Y así es.
Me he puesto un poco con el blog para actualizarlo, vosotros os lo merecéis, y ahora después de cenar y leer un poco me iré a la ansiada cama para descansar, lo que pueda hacerlo.
Como yo todos los días millones de personas marcan la misma rutina y tras largas jornadas vuelven a casa, millones de hogares ahora acogen a millones de seres humanos exhaustos de un martes más en nuestras vidas. A pesar de lo rutinario que pueda parecer, a veces, nuestras vidas siempre hay que darle gracias a Dios por permitirnos todo lo que hacemos.
Mirad, cuando todavía no ha amanecido y voy camino de la estación lo hago en oración, reconfortante oración, y le pido al Señor que sea un instrumento en Sus Manos y que todo lo que haga sea para Su Mayor Gloria y también le pido que me bendiga y me proteja durante todo el día, así como a mis seres queridos. Eso le pido al Señor: Que os bendiga y os proteja a vosotros durante toda la noche y todo los días de vuestra vida.
Buenas noches o buenos días. Dios os bendiga y sed felices.
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