sábado, 6 de julio de 2019

EN EL CORAZÓN DE JESÚS A TRAVÉS DEL CORAZÓN DE MARÍA: POR PEDRO LUIS LLERA VÁZQUEZ









InfoCatólica

San Juan Pablo II adoptó como lema de su pontificado la expresión “Totus tuus”, que significa “soy todo tuyo”. Ese lema viene de la famosa oración de San Luis María Grignion de Monfort: “Totus tuus ego sum, Maria, et omnia mea tua sum” (Soy totalmente tuyo, María, y todas mis cosas son tuyas), y quiere expresar el deseo de vivir unido a María para cumplir en plenitud el primer mandamiento dado por Dios en el Antiguo Testamento: “Escucha, Israel, amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y todas tus fuerzas” (Deut 6, 4). Ese primer mandamiento no es sólo amar al Señor, sino amarlo “con todo” nuestro ser, como lo amó María. Muchas veces nosotros caemos en la soberbia de creernos más listos y mejores que Dios y pretendemos enmendarle la plana. María, en cambio, acepta con humildad lo que Dios le pide y cumple sus mandamientos, aunque a veces no los entienda, porque sabe que Dios es más grande y sabe más que nosotros.
En el curso 2019/20, la Virgen María tendrá un especial protagonismo en la vida de nuestro Colegio. Ella es la Madre de Dios y nuestra madre. Ella llevó en su seno al Hijo de Dios, al Verbo Encarnado. Ella nos llama permanentemente a que cada uno de nosotros hagamos lo que Él nos mande. Ella es el ejemplo consumado de santidad porque desde su humildad supo decir un sí a Dios que la llevó a mantenerse fiel hasta el pie de la Cruz donde colgaba su Hijo.
María, como nosotros, tampoco comprendía muchas cosas. Pero lo guardaba todo en su corazón sin hacer nunca reproches a Dios. Al contrario, ella permanece siempre fiel y no pierde la esperanza. ¡Cómo se puede entender que tu Hijo muera torturado y crucificado, sin tener culpa de nada! ¿Cómo podemos nosotros entender el misterio del dolor, de la enfermedad o la muerte? ¿Cómo podemos entender que haya tantas injusticias en el mundo, tanto mal, tanto pecado? ¿Se puede entender la violencia contra las mujeres o contra los niños? ¿Se pueden entender las violaciones? ¿Se pueden entender la corrupción, las mentiras, las injurias, la prostitución, la pornografía, la explotación de los más pobres, el adulterio, los asesinatos, la avaricia de los ricos que nunca tienen bastante, las desigualdades sangrantes, el paro?
No serán las ideologías ni los políticos ni los filósofos ni los intelectuales quienes nos salvarán de tantos males. Es Cristo el único Salvador: Él es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Y María nos conduce a Cristo. Ella siempre está en un segundo plano, pero nos llama a la conversión a cada uno de nosotros.
“Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá hasta Dios”,  les dice la Virgen a los pastorcitos de Fátima. El mejor camino para llegar a Dios es el Corazón de María“No ofendáis más a Dios, que ya está muy ofendido”, nos pide la Virgen.
Hay mucho pecado en el mundo. Si queremos cambiar el mundo, lo primero que tenemos que hacer es revisar nuestra propia vida y pedir perdón al Señor humildemente, llorando a sus pies como la pecadora en casa del fariseo. El mundo no lo vamos a cambiar nosotros con nuestras propias fuerzas: lo cambiará Cristo. Y ese cambio empieza por la conversión personal de cada uno de nosotros, para que nuestro corazón se conforme con el Corazón de Jesús. Solo así, arrodillados ante el Sagrario con la humildad de María, sabiéndonos pobres y débiles, podremos construir, con la ayuda de la gracia de Dios, espacios de paz, de ternura y de amor; espacios en los que la caridad sea la ley inquebrantable; espacios en los que nos podamos amar de verdad y no de boquilla y donde habite la justicia. Nuestro Colegio queremos que sea así: un espacio de amor que permita a los niños crecer, aprender y madurar.
Pidamos al Señor por intercesión de la Virgen María, que nos conceda su gracia para que todos juntos – padres, profesores y alumnos – podamos caminar hacia Dios con una entrañable devoción a nuestra Madre.
“Al final, mi Corazón Inmaculado triunfará”.
Esa es nuestra esperanza.

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