Cuando abandone el Ejército, «me quiero llevar la satisfacción de que mi corazón está limpio, de que he ayudado a los demás», dice el subteniente del Ejército del Aire José Noguero, director de la Cáritas Castrense en Getafe y uno de los encargados de ponerle rostro a la Memoria Anual de Actividades de la Iglesia Católica en España.
De la inquietud de otros muchos militares como él nació hace tres años la Cáritas del Arzobispado castrense, la diócesis número 70 de España, la única no territorial. Los principales destinatarios de la ayuda son miembros de las propias Fuerzas Armadas. «A muchos esto les sorprendió, pero igual que hay crisis en la sociedad, también en el Ejército hay familias que lo pasan mal», explica a Alfa y Omega.
«Tenemos a mujeres maltratadas, tenemos a personas separadas que se han quedado con 3 hijos a su cargo y que son mileuristas…». Y ocasionalmente aparecen casos más graves que obligan a una movilización, como el de una niña de 13 años hija de un cabo primero que es tetrapléjica, lleva varias operaciones quirúrgicas y el próximo 7 de junio se enfrenta en Madrid se enfrenta a una delicada reestructuración total de su columna vertebral en un hospital de Madrid. «No habla, es totalmente dependiente», explica Noguero.
Cáritas Castrense de Getafe ha puesto en marcha el Proyecto Malena para ayudar a sus padres, que afrontan gastos imposibles de cubrir con las ayudas públicas que reciben. El 6 de julio hay organizado un concierto benéfico en el teatro García Lorca de Getafe en colaboración con el Ayuntamiento, en el que actuará la banda de música del Mando General.
Misiones internacionales
Cáritas Castrense sale al extranjero cada vez que los militares son enviados en misión. Poner en marcha proyectos «en cooperación con el mando no es difícil», dice el subteniente Noguero. «Y de esta forma estamos haciendo marca España».
Ya se han realizado unas 15 misiones internacionales. En la actualidad hay proyectos como la ayuda a un orfanato de Dakar con niños de 0 a 2 años, en el que «muchos bebés han muerto por falta de leche». También se llevan a cabo acciones en Yibuti, Mali, Senegal, Dakar y el Líbano. El procedimiento es siempre el mismo: el personal destacado lanza alguna voz de alarma, que es atendida por la Cáritas Castrense en España.
En la movilización para obtener financiación y apoyo logístico para llevar a cabo los proyectos se busca habitualmente la colaboración de empresas, ONG, instituciones públicas… Y es habitual también la ayuda de otros militares ajenos en principio a la Cáritas Castrense, que prestan su colaboración desinteresada para que la donación llegue a su destino. «Son nuestros embajadores», dice Noguero.
Ayuda al CETI de Ceuta
Desde la Cáritas castrense de Getafe se ha llevado a cabo también un proyecto para ayudar a los internos del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Ceuta. «A veces, como el número de personas es mayor que el debería ser, los recursos son escasos», afirma Noguero. Y «la estancia puede durar varios meses». La ayuda recaudada –prosigue– sirvió para llenar un tráiler con «más de 35 metros cúbico de ropa, alimentos y otras necesidades» de unas 800 personas.
¿Generar contradicciones tener que hacer cumplir, por un lado, leyes muy restrictivas hacia los inmigrantes, y por otro, presentarles este tipo de ayudas? «Nosotros nos movemos en el campo estricto de la ley, pero también en el campo estricto de la caridad», responde el militar, quien subraya además que todo el trabajo de la Cáritas castrense «se hace siempre con la autorización de nuestros mandos militares».
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