El progreso es la ley de todo viviente: La flor se va desarrollando, el animal va creciendo, el hombre se va perfeccionando, el profesional se va capacitando, es justo que el trabajador haya mejorado su posición; todo va para adelante; detenerse es estancarse, y estancarse ya es comenzar a morir.
Cristo en su Evangelio también nos señala a sus seguidores la consigna de ir siempre hacia adelante, hasta sus últimas consecuencias; un elemento estable del cristianismo es la orden de no detenerse jamás.
La Iglesia que se ha enraizado en el pasadoes, sin embargo, impulso al porvenir, es fidelidad; es esperanza.
Cristo era ayer, es hoy y será mañana. Es el pasado, el presente y el porvenir. El alfa y la omega. El primero y el último. El principio y el fin.
El principio se orienta al fin y el fin cualifica y da sentido al principio y a su desarrollo, hasta llegar a él.
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