VATICANO, 04 Sep. 16 / 06:16 am (ACI).- El relicario en el que se colocó las reliquias de Santa Teresa de Calcuta durante la Misa de canonización tenía un profundo significado espiritual. Aquí te explicamos cada uno de los detalles.
La Oficina de Prensa del Vaticano, en colaboración con la postulación de la causa de canonización de la Madre Teresa, explicó que el relicario, que contiene un cabello y sangre de la Santa, está hecho de madera y tiene forma de cruz “porque desde el patíbulo de la Cruz Cristo hizo oír a la Madre Teresa sus tremendas palabras: ‘Tengo sed’. Cada leproso, enfermo, cada persona abandonada era como si repitiera estas sublimes palabras pronunciadas por el Señor”.
La parte posterior de la cruz está tallada de un pedazo único de cedro del Líbano, y se ha elegido esta madera porque se considera emblema “de nobleza, magnificencia y belleza”.
La parte anterior ha sido confeccionada con varias piezas de madera provenientes de personas y lugares “donde el sufrimiento aún prosigue”, además de un pedazo de madera de un confesionario, “signo del perdón sacramental”.
Como los miembros “del único cuerpo de Cristo aún sufren y piden el agua del amor”, la parte donde están contenidas las reliquias de la Madre Teresa “tiene la forma de gota de agua para saciar la sed del sentido del sufrimiento vivido en la soledad”.
La parte izquierda, “que muestra las tres líneas azules del sari (hábito) de la Madre Teresa, tiene forma curva que era como siempre estaba ella en oración y meditación, encorvada al servir a los pobres y para poder dar la idea de que ella siempre se nutría de la ternura de Dios”.
La parte derecha tiene una superficie de color blanco, representando también el otro color del sari de Madre Teresa. Allí se han colocado las palabras en inglés “I thirst”, en la caligrafía original de la Santa: las palabras que oyó de Jesús el 10 de septiembre de 1946.
Las dos partes del corazón resaltan porque están unidas por una línea circular que expresa el dinamismo de la misión de la Madre Teresa.
La elección de los colores blanco y azul, los colores del sari de las Misioneras de la Caridad, también representan a la Virgen María, de quien la Madre Teresa era muy devota.
La cruz de manera se colocó sobre una base metálica de fierro poco labrado para representar “cómo la sociedad siempre ha visto a la gente pobre que la Madre Teresa amaba con todo su corazón, a la que consideraba como un medio precioso para llegar a la plena unión con Jesús”.
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