Tullio de Piscopo es considerado el batería italiano más importante de su época. Nacido en 1946 ha tocado con los mejores músicos de su país y de la escena internacional llevando la vida de idas y venidas que implican las giras de estos grupos musicales.
Pero si le debe algo a la música más le debe aún a la Virgen María pues en Medjugorje ha encontrado la paz que tanto buscaba. Y es que su conversión ha estado marcada por la Madre de Dios que se encontró con él a través de un cáncer que casi acaba con la vida de este músico italiano. Y como cuenta él, ha pasado de la blasfemia a la oración por medio de María. Ahora es otro.
Tullio explica que aunque como adulto no fuera religioso sí que tenía un poso de fe. Su familia era muy devota del Padre Pio y de la Virgen de Pompeya, algo que él también llevó consigo durante su vida. Incluso algún amigo suyo le habló de Medjugorje aunque la cosa nunca pasó de ahí.
Pero como él mismo cuenta, su vida dio un vuelco en 2012. Este fue el año clave en el que se sucedieron una serie de acontecimientos en los que la Virgen le esperaba y que finalmente le llevaron de vuelta a la Iglesia.
La Virgen empieza a hacer su trabajo
Recuerda Tullio de Piscopo un hecho que le ocurrió tras una reunión de negocios. Un músico, Rodolfo Vitale, le miró a los ojos y le dijo: “Eres una persona extraordinaria”. Y en ese momento le dio una estampa de la Virgen. Poco después otra persona le dio otra imagen de María, algo que le extrañó de nuevo.
Y poco después llegó el punto de inflexión. Ese mismo 2012 le detectaron un cáncer de próstata e incluso le dijeron que podría tener una esperanza de vida de seis meses. En ese instante le vino a la cabeza la Virgen María que le habían presentado meses antes.
Fue operado con éxito, él lo considera un milagro, y se prometió que lo primero que haría sería dar las gracias a la Virgen y en cuanto pudo fue con su mujer y varios amigos a Medjugorje, el primero de los varios viajes que ha realizado.
La peregrinación que cambió su vida
Su vida dio un vuelco definitivo en este lugar de peregrinación mariana. “Incluso si tú no rezas los otros rezan por ti, porque lo más importante de Medjugorje es la oración”, recuerda Tullio, que confiesa que en muchas ocasiones se separaba del grupo para poder ir a rezar en solitario.
Este músico gigante caía a los pies de María y de su Hijo puesto que en este santuario descubrió otra gracia importante. “La otra cosa que viví en Medjugorje fue la adoración eucarística", recuerda. También quedó impactado por los testimonios de los jóvenes que viven en comunidad allí. Pero fue la oración que se vive allí la que le cambió la vida.
Ha sido precisamente esta oración la que le ha permitido iluminar errores que ha cometido en el pasado y de los que hasta ese momento no era consciente.“Continuamente pido perdón a Dios y a la Virgen por los errores que he cometido” y recuerda cómo en su juventud se aprovechó de gente para alcanzar el éxito y por ello pide perdón ahora. Ahora, “cuando estoy delante de la Hostia consagrada me siento limpio”.
Ya no volvió a ser el mismo
Tullio de Piscopa afirma que la gente le encontró muy cambiado a su vuelta de esa peregrinación y que le veían con mucha paz. Ya veía la vida de otra manera, bajo un prisma diferente. No volvió a ser el mismo. De hecho, ayuda a otros a llegar a la Iglesia.
“Al igual que la prevención médica ayuda a tener una mejor salud, la prevención de la oración espiritual diaria -incluso un Ave María- nos permite comprender lo que realmente vale la pena en la vida".
Atrás queda aquel batería de éxito que blasfemaba una y otra vez. Ahora se dedica a la alabanza y a la oración. Todo gracias al encuentro con la Virgen a través de la enfermedad
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