LOS ÁNGELES, 03 Feb. 16 / 08:15 pm (ACI).- “La injusticia fundamental en nuestra sociedad es la eliminación de vidas inocentes no nacidas mediante el aborto y el asesinato de los enfermos e indefensos a través de laeutanasia y el suicidio asistido”.
Así lo afirmó el Arzobispo de Los Ángeles (Estados Unidos), Mons. José H. Gómez, en el Congreso Hispano Pro Vida realizada en el Mater Dei High School en la localidad de Santa Ana en el estado de California.
En su exposición pronunciada el 30 de enero, el Arzobispo aseguró que ante esta realidad, “la Iglesia debe proclamar, en todo tiempo y lugar, que elderecho a la vida es la base de todos los demás derechos y el verdadero fundamento de la justicia y la paz en la sociedad”.
Como ejemplo de la labor que le toca al movimiento pro-vida, el Prelado se refirió al evento Una Vida que reunió a unas 20 mil personas a fines de enero, con el que intentan promover “una nueva perspectiva que oriente nuestros esfuerzos, una perspectiva más amplia e inclusiva”.
Mons. Gómez señaló que la lucha del movimiento pro-vida no es una cuestión política sino cultural y espiritual: “hemos de pensar más en términos de cambiar nuestra cultura. Hemos de trabajar por lograr un nuevo humanismo cristiano, una nueva visión de la sociedad y del destino humano que tenga sus raíces en el Evangelio”.
Tras reiterar que “el punto central para nosotros no es (…) algo político (sino que) es espiritual”, el Arzobispo resaltó que el Evangelio de la vida, sobre el que escribió el Papa San Juan Pablo II, “es parte de la misión cristiana; esa misión que Jesús le dio a su Iglesia”.
“Seguir a Jesús significa que tenemos el deber de acoger y proteger la vida; de cuidar de la vida, ¡de toda vida! Porque toda vida es amada por Dios, especialmente la de quienes son pobres y olvidados, de los que están solos y son excluidos. ¡Para el amor de Dios no hay límites, fronteras, ni barreras!”
El Prelado dijo luego que a eso se refiere “cuando hablo de un nuevo ‘humanismo cristiano’. ¡Jesús lo cambia todo! La Encarnación lo cambia todo. Cambia lo que sabemos acerca de Dios. Lo que sabemos acerca de la persona humana”.
“Jesús nos enseñó la verdad revolucionaria de que cada persona con la que nos encontramos lleva en sí misma la imagen de Dios, y que cada persona merece ser amada y cuidada como Dios la ama y cuida de ella”.
De Jesús, continuó, “aprendemos que la vida comienza mucho antes de nacer. Toda vida empieza como un pensamiento de amor en la mente de Dios. De modo que toda vida es preciosa; toda vida es sagrada”.
Así, dijo el Arzobispo de Los Ángeles, “el Evangelio de Jesús –la buena nueva de la Paternidad de Dios– es la doctrina más radical en la historia de las ideas. Si realmente creyéramos que Dios es nuestro Padre y que cada persona es un hijo de Dios creado a su imagen, el mundo podría ser cambiado de la noche a la mañana”.
“No estamos ‘en contra’ del aborto, estamos ‘a favor’ de la hermosa visión de la dignidad y del destino humanos que Jesús nos ha dado”.
Para el Prelado es importante el trabajo y el diálogo con personas que pueden “no compartir nuestra perspectiva completa en relación a la cultura de la vida. O por lo menos con gente que no comparte todavía nuestra perspectiva. Tenemos que sentirnos optimistas respecto al hecho de que la verdad –vivida con alegría– dará lugar a conversiones y a nuevas formas de pensar”.
“Si el niño que está en el seno materno no tiene derecho a nacer, si el enfermo y el anciano no tienen derecho a ser atendidos, entonces no hay una base sólida para defender los derechos humanos de nadie”, aseguró.
Misión de misericordia
“Nuestra misión es también una misión de misericordia en nuestra sociedad. Tenemos que recuperar el sentido de la misericordia en nuestras propias vidas y en nuestra sociedad. Misericordia para con los que cometen errores. Misericordia para con los que son inconvenientes e inesperados”.
Mons. Gómez alentó luego a “salir a nuestro mundo, como lo hace Jesús. Tenemos que amar como él ama, tenemos que mostrar misericordia a los demás como Dios muestra su misericordia hacia nosotros”.
“Tenemos que construir una comunidad que tenga una conciencia, que defienda y proteja la vida, toda vida humana, empezando por la de los más débiles y vulnerables. Tenemos que hacer un llamado a nuestra sociedad para que respete la santidad y la dignidad de la vida humana, en todas sus etapas y en todas las condiciones”.
El Prelado exclamó luego: “¡Nadie debería pasar desapercibido ni debería no ser querido en nuestra sociedad!”.
“Nadie debería sentirse excluido o como si fuera una carga o un inconveniente. En dondequiera que se le niega a alguien la dignidad, en dondequiera que las personas estén viviendo una esclavitud, ahí es donde tenemos que hacernos presentes, como comunidad católica y como creyentes en Jesucristo”.
Para concluir, el Arzobispo hizo votos para que “Dios los bendiga a ustedes y a sus familias, y que Nuestra Señora de Guadalupe siga guiándonos para construir una cultura de la vida en nuestro tiempo, para que podamos ver labelleza y la dignidad de toda vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural”.
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