viernes, 15 de junio de 2018

METAFÍSICA DE LOPETEGUI; POR ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ



De fútbol sé más o menos lo mismo, poco y mal, que un ministro de deporte que hubo que se llamó Màxim Huerta. A voleo, diría que el cese de Lopetegui ha sido desmesurado, porque el hombre pretendía cumplir con la selección en el Mundial y cambiar de puesto de trabajo sólo después, causando el menor daño posible. Pero a lo mejor lo que ha hecho es gravísimo, no sé, y eso justifica la situación en la que deja a la selección de fútbol.

Justificada o no, a mí me interesa mucho por una cuestión metafísica y por una metáfora política. Yo, que, como Màxim, sé lo mínimo, siempre he pensado que la figura del entrenador, dícese mister, está sobrevalorada. Al final, los que corren detrás de la pelota son los once y por algo será que ganan casi siempre los equipos que tienen mejores jugadores y más estrellas, dícese cracks. Para algunos, los entrenadores serían como jugadores de ajedrez, intelectuales del deporte. Me parece bien que se dé su sitio a los entrenadores, pero regular para los jugadores, a los que se les reduce a piezas del tablero que maneja el mister.


Supongo que la realidad estará en el término medio, el entrenador y los futbolistas cuentan para la victoria; y el fisioterapeuta y el jugador número 12, etcétera. Sin embargo, será interesante ver qué sucede en la selección española: si se hunde con la pérdida del entrenador, si juega como si tal cosa, o si el nuevo entrenador supone un cambio sustancial. Para el aficionado distante será una oportunidad, como de laboratorio, en condiciones inverosímiles y extremas, de comprobar hasta qué punto el entrenador, rebus sic stantibus, es un puesto tan esencial.

Por otro lado, el fútbol, como todos los espectáculos de masas, es una mina de metáforas, porque todo el mundo las entiende. Así que, pase lo que pase, podremos hacer una traslación política, porque también España ha cambiado de entrenador de golpe. Si la selección gana y juega bien, podremos concebir la esperanza de que la sociedad civil siga tocando la pelota como sabe, sin que los gestos desde la banda de Pedro Sánchez vayan a afectar al rumbo del partido. Si la selección se desorienta y corre por el campo como once pollos sin cabeza, habremos de echarnos a temblar, porque el mensaje metafórico que recibiremos será que un cambio de entrenador lo trastoca todo. Para los menos forofos, el estreno de la selección de España se ha cargado de un inusitado interés.

No hay comentarios:

Publicar un comentario