jueves, 14 de junio de 2018

LA CUSTODIA CELEBRA LA FIESTA DE SU PATRÓN, SAN ANTONIO DE PADUA



San Antonio de Padua es un santo importante en Jerusalén: en 1920 el papa Benedicto XV lo
proclamó patrono de la Custodia. Pero la relación especial que vincula al santo de Padua con los
franciscanos de Tierra Santa se remonta a mucho antes. La protección del santo fue decisiva
durante el conflicto anglo-turco y también en 1917, cuando los frailes estuvieron en peligro de ser
encarcelados. Todavía hoy son muchas las gracias que reciben los frailes de la Custodia por
intercesión de San Antonio. Por eso, también en las celebraciones en honor del santo el 13 de junio,
la iglesia de San Salvador de Jerusalén estaba llena y, desde las primeras Vísperas del día anterior, se
reunieron numerosos franciscanos del convento de la Custodia, fieles locales y trabajadores
internacionales.
El canto de los salmos de la tarde inició la fiesta de San Antonio de Padua, doctor de la Iglesia. El
Custodio en la homilía resaltó una palabra clave para interpretar la vida del santo y el título que la
Iglesia le ha conferido: “sabiduría”. “La sabiduría es un tema recurrente en los sermones de San
Antonio – afirmó fray Francesco Patton -. Como decía el mismo San Antonio: Cuando hablamos de
sabiduría es, bien porque recordamos que estamos hablando de Cristo, o porque recordamos que
esta sabiduría ilumina a cada hombre y nos guía para intuir el sentido profundo de nuestra vida y de
la historia”. El Custodio recordó que en San Salvador, casa de formación donde se enseña y se
estudia teología, introducida y enseñada por primera vez por San Antonio, hay que tener en mente
que “el sentido profundo del estudio es poder conocer a Jesucristo, encontrar en Él el sentido de la
vida y anunciarlo a quien no lo conoce”.
Siguiendo la tradición, a continuación se distribuyó el pan de San Antonio, que recuerda la caridad
del santo hacia los pobres. Después de besar la reliquia, el Custodio entregó a cada uno un simbólico
pedazo de pan.
En la misa del 13 de junio en honor del patrón de la Custodia participó también el administrador
apostólico del Patriarcado Latino, monseñor Pizzaballa, junto a representantes de diversas iglesias
cristianas: armenios, greco-ortodoxos, coptos, sirios y luteranos. Con ellos, también autoridades
civiles como los cónsules generales de España y Francia y el vicecónsul de Italia.
“San Antonio es un amigo que intercede por nosotros de manera extraordinariamente eficaz y de
ello pueden dar testimonio los frailes de la Custodia”. Así decía en su homilía el Custodio de Tierra
Santa, y continuaba: “En los momentos más difíciles confiamos en su intercesión y nunca hemos sido
desatendidos. Especialmente nuestros hermanos que viven en Siria cuentan que han
experimentado la protección de San Antonio cuando en más de una ocasión los proyectiles han
impactado en nuestras iglesias sin causar víctimas”. Fray Patton recordó la vida del santo, originario
de Portugal, desde el comienzo de su vida, el sacerdocio, hasta el descubrimiento de la orden
franciscana, su experiencia de predicador, maestro de teología y obrador de milagros.
“Pedimos, por la intercesión de San Antonio, poder ser buscadores incansables de lo que Dios quiere
de nosotros”, afirmó el Custodio.
Después, como en cada fiesta de San Antonio, se repitió la consagración de la Custodia a su patrón.
Entre la alegría y la emoción, una bendición especial cerró la celebración. Es tradición, de hecho, que
el día de este santo se bendiga a los niños que durante todo el año han vestido un pequeño hábito
franciscano, como gesto de devoción de sus padres. Tras la bendición, se quitan el hábito y lo donan
a otro niño, que lo llevará durante el año siguiente.
La misa fue seguida de un momento de convivencia con comida y bebida, para continuar festejando
San Antonio en comunión.

Beatrice Guarrera

No hay comentarios:

Publicar un comentario