Desarrolla tu habilidad para deleitarte con la realidad, para aceptar aquello que no se puede mofidicar y sacar provecho de ello; busca el aspecto positivo de la lluvia y el sol, del frío y del calor, del azúcar y de la sal, de la montaña y del mar. En lugar de quejarte y cubrir tu frente con negros nubarrones, acéptalo, sonríe y disfruta.
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