miércoles, 10 de enero de 2018

DESDE MI ALTOZANO: EL EJEMPLO DE LOS GRAZALEMEÑOS DE OTROS TIEMPOS; POR CÁNDIDO GUTIÉRREZ NIETO

Es cada miércoles una oportunidad para abrir esta ventana que nos lleva a las "Raíces de Grazalema" que tanto nuestro querido y siempre recordado Diego Martínez Salas como su ejemplar equipo de colaboradores hicieron posible a modo de artículos, vivencias, recuerdos.

Hoy traigo uno titulardo: "Desde mi altozano: El ejemplo de los grazalemeños de otros tiempos" y cuyo autor es Cándido Gutiérrez Nieto. Un artículo que seguro será de mucho interés recordar y también revivir.

Después de este lunes de blanco nieve viene bien recordar lo que hizo tan grande a este bendito Pueblo que tenía perdidamente enamorado a nuestro querido Diego, al cuya eterna memoria va dedicada esta publicación, así como a sus queridos amigos y buenos colaboradores que pusieron entre todos ese necesario granito de arena para que la historia, costumbres y vivencias no se perdieran en el tiempo.

Con mi cariño y admiración a su viuda, hijos, madre, Familia, amigos así como a todo Grazalema y los grazalemeños.

Recibid todos un abrazo con sabor a eternidad,

Jesús Rodríguez Arias 

raicesdegrazalema.wordpress.com

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Tercera entrega del programa de Radio Grazalema “Desde mi altozano”.
Por Cándido Gutiérrez Nieto

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Queridos paisanos y paisanas. Un cordial saludo a todos.

En esta ocasión me quiero parar, aunque someramente, en algunos pasajes de la historia de Grazalema. Bien es verdad que esa historia tiene aún mucho que descubrir. Por lo pronto en esta de hoy me voy a valer de datos ya conocidos y de sus testimonios. Si viajáramos en la noche de los tiempos, veríamos que la identidad humana e histórica de Grazalema, y su entorno en términos municipales de pueblos vecinos, existen desde la prehistoria. Así lo testifican vestigios de primer nivel como es el caso de las pinturas rupestres de la Cueva de la Pileta en Benaoján (Málaga), o los dólmenes de Alberite en Villamartín, el Juncal en Ubrique, o del Puerto Montejaque a sólo 16 km. de Grazalema.

Con respecto a nuestro pueblo, su nombre y asentamiento, en el lugar donde nos encontramos hoy, la historia nos vincula a la presencia entre nosotros de los árabes tras la invasión de la península ibérica a partir del siglo VIII-IX d. C. Por lo que hablar de Grazalema, desde el punto de vista cultural y humano, es hablar de una entidad madura que de forma ininterrumpida se ha venido conformando en este solar, entre estas montañas y paisajes que todos disfrutamos cada día, a lo largo de una historia que dura ya cerca de 1200 años.

A pesar de una historia tan extensa, desde la fundación primitiva de la villa, las bases de la economía local quedaron organizadas en torno a la agricultura, la explotación forestal, la ganadería y las manufacturas textiles aprovechando la materia prima de la lana de las ovejas que pastaban la región y las tradiciones heredadas de su actividad artesanal. Desde su fundación, podríamos decir que la economía local ha vivido también de forma casi ininterrumpida de estas actividades. De la historia medieval lo que generalmente trasciende son los numerosos conflictos bélicos.

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El dolmen del puerto de Montejaque, es muestra de la enorme actividad que los primeros pobladores de la sierra tuvieron en el entorno de Grazalema

 

De aquellos tiempos y conflictos nos vienen los primeros nombres propios de los primeros grazalemeños, tal es el caso de Mundhir ben Ibrahim ben al Salim general o cabecilla al que se le atribuye la fundación de Grazalema. Incluso, podemos decir que de esta época datan los primeros bandoleros serranos, que no eran otros que muchos rebeldes que se rebelaban contra los sometimientos feudales de la jerarquía dominante, como ocurrió con Marcos el Melinche, entre los años 1573 y 1579. Pero a pesar de los conflictos de esta época, el conjunto de asentamientos urbanos de la sierra conservan su característica identidad territorial que recibe actualmente el calificativo de “pueblos blancos” y son el reclamo predilecto del turismo que como actividad se ha incorpora a nuestra actividad económica en tiempos recientes. Su original emplazamiento nos otorga, a todos los pueblos blancos y especialmente a Grazalema, una insólita belleza en cuyo trazado predominan las calles escarpadas, las numerosas fuentes y caños y sus recoletas plazuelas, unidos a la esmerada limpieza y al gusto y uso de la cal y de la proliferación de flores como materias base en la decoración de fachadas, paredes, balcones y ventanas.

Con la llegada del pueblo cristiano, Zagrazalema, nombre con el que es citada entonces, es tomada por don Rodrigo Ponce de León, primer Marqués de Cádiz, e incorporada a sus posesiones, que incluían la llamada serranía de Villaluenga. Estos cambios en la jefatura del territorio trae consigo el fenómeno de la colonización humana. Los duques de Arcos, a finales del siglo XV, crean el Señorío de las Siete Villas del que formaban parte Grazalema, Ubrique, Benaocaz, Cardela, Villaluenga, Archite y Aznalmara, y ponen en marcha un proceso de reparto de las propiedades entre los colonos que traen del norte de la península, trasladados por oleadas desde otros asentamientos cristianos anteriores, como eran Ronda, Zahara, el Coronil, Olvera y Arahal; de ahí el origen e identidad de la mayoría de los ascendentes de cada pueblo. En Grazalema aquellos primeros colonizadores fueron 75 vecinos varones iniciando una estirpe de grazalemeños cuyos apellidos eran Menacho, Román, Mateos, Naranjo, Gómez, Ruíz, Molina, Fajardo, Borrego, etc.

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Grazalema y Zahara fueron territorios de frontera durante mas de dos siglos contribuyendo a la conformación del carácter indómito de los serranos.

 

Aquel momento histórico tiene también una seña de identidad característica que marcaría la historia local durante varios siglos. Se trataba de los numerosos y continuos pleitos que se habían establecido entre las pretensiones de los nuevos señoríos y los habitantes, con respecto al uso de las tierras y al canon y sumisión que debían mantener. Hay incluso denuncias ante la Cancillería de Granada, referida a la apropiación y usurpación por el duque Luís Cristóbal Ponce de León (heredero una vez muerto don Rodrigo Ponce de León) de las mejores dehesas y pastos del término de Grazalema. Conviene recordar que la población de Grazalema de este tiempo era muy pequeña, según el censo de 1587, reducida a 258 habitantes.

Superado el siglo XV, el periodo de los gobiernos de los Austrias durante los siglos XVI y XVII, aparece lastrado por el inmovilismo del poder señorial de la Casa Ducal de Arcos. A pesar de ello, desde mediados del siglo XVII en Grazalema, había comenzado un periodo de recuperación económica y social ante la presencia de los puertos gaditanos que comerciaban con América. De este crecimiento fue reflejo la construcción, durante este siglo de los dos templos de mayor tamaño y simbolismo para la sociedad local: La iglesia Mayor y la de San José, con la instalación en el pueblo de los Carmelitas Descalzos.

Pero esta prosperidad es aún moderada ya que hubo de esperar al siglo XVIII y a la llegada al poder de los Borbones para experimentar una explosión económica y social sin igual. El renacer es simultáneo a la llegada en 1702 de Felipe V al trono español. Con este acontecimiento se produce para los habitantes de Grazalema el inicio del gran siglo de conquistas frente al poder señorial de la Casa de Arcos. Los hechos históricos que representa estos logros, fueron los privilegios otorgados con las Células de franquicia concedidas a los fabricantes de paños locales por el mismo rey Felipe V.

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Antiguas ordenanzas y privilegios de Grazalema, que se conservaban en su ayuntamiento hasta 1.936
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En el fondo, las pretensiones, del nuevo estilo del gobierno de los Borbones, se basaban en favorecer un grupo social alternativo, como era la burguesía, para restar poder a la nobleza terrateniente históricamente inactiva y pegada a sus privilegios. Y en Grazalema encontraron todos los ingredientes para este cambio de poder: una clase social pujante económicamente de naturaleza preindustrial y mercantil (como era la de la industria textil de la lana) enfrentada a ese poder dominante de la nobleza.

Este desarrollo y su creciente importancia económica de la industria grazalemeña se explica por el fuerte vínculo que la posición estratégica de la región tiene para abastecer de unas manufacturas de lana de gran calidad a los cercanos puertos de Sanlúcar de Barrameda, El Puerto de Santa María y sobre todo Cádiz donde Felipe V había instalado la Casa de Contratación de Indias (y que se mantuvo en esta ciudad desde 1729 a 1762), con el intento decidido de vigorizar el comercio con las Indias. Y es que Grazalema se había convertido en un enclave privilegiado ya que reunía una serie de condiciones inmejorables: tenía un clima de media- alta montaña donde se criaba una oveja que daba una lana de especial característica, tenía una industria artesanal de producción de tejidos de lana muy consolidada y muy especialmente estaba a poca distancia de esos puertos por lo que los grandes problemas del transporte de los productos procedentes de Castilla con su correspondiente encarecimiento, en Grazalema no existían. El afamado nombre de los paños de Grazalema llegó a convertirse, en muchos casos, en suministradora exclusiva del vestido de muchas órdenes religiosas, cuyos frailes transitaban de un continente a otro.

En suma, la consolidación de esta autonomía a comienzos del siglo XVIII, influye positivamente en la villa, desarrollándose a partir de entonces su economía, su urbanismo y su población, y anticipando el periodo de esplendor industrio-artesanal de los siglos XVIII y primer tercio del XIX. A pesar de aquel esplendor llegaron otros tiempos peores y en buena parte de decadencia. Entre las razones se apuntan: las secuelas de la Guerra de la Independencia, la pérdida de nuestro país de las colonias americanas y la actividad comercial con aquellas tierras, la tardanza en construirse el ferrocarril que nunca llegó y sobre todo la extensión del algodón como un nuevo tejido que sustituyó a la lana.

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Telar histórico conservado en el Museo de las mantas de Grazalema

Pero como los hechos históricos son muy densos y no caben en esta columna, para ir concluyendo, me gustaría hacerme la siguiente pregunta: ¿Qué enseñanza obtenemos de los hechos históricos que puedan valernos para acometer nuestras tareas presentes y sobre todo proyectar las del futuro?.

No cabe duda que el tema queda muy abierto. Por mi parte aporto las que en este momento me sugieren los hechos:

1.  Cualquier estudioso de la historia en los periodos de la Edad Media y Moderna, sabrá que las comunidades que sobreviven lo hacen sobre la reafirmación de su instinto colectivo de supervivencia. Un ejemplo para entendernos. De las poblaciones del Señorío de las Siete Villas que existieron en el siglo XV y que lo formaban Ubrique, Benaocaz, Cardela, Villaluenga, Archite, Aznalmara y Grazalema, sobrevivieron sólo cuatro, por lo que otras pasaron a la historia, entre otras razones porque sus comunidades no tuvieron esa fuerza colectiva de reafirmación e instinto de supervivencia. Y Grazalema fue una de ellas.

2. Hay multitud de pasajes que reflejan el carácter rebelde y persistente ante la adversidad del pueblo grazalemeño que a lo largo de la historia ha sabido movilizarse en situaciones de extrema necesidad, respondiendo colectivamente a las necesidades y manifestando una fuerte personalidad de pueblo aguerrido y valiente. Del conjunto de hechos quizás los más conocidos sean, como ha dejado testimonio el pasado programa de feria, los vinculados grazalemeños a la Guerra de la Independencia en los que el pueblo hizo frente al poderoso ejército francés formado en aquella invasión por unos 3000 hombres. Ejército para los que Grazalema fue uno de los escasos lugares de la península que nunca pudieron dominar definitivamente, ya que cuando parecían exterminadas las resistencias éstas volvían una y otra vez a aparecer.

Pero este no es el único ejemplo, hay otros episodios vinculados a la Guerra Civil o a otros relacionados con el bandolerismo que tuvieron en las poblaciones de la serranía más agreste cierto protagonismo y cuya práctica (del bandolerismo y la resistencia feroz) se remonta a la época morisca. Y en estos episodios siempre han aparecido hombres y mujeres, grazalemeños, echados para adelante.

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En este buque y en otros similares emigraron cientos de grazalemeños hacia América buscando un futuro mejor.

 

3. Además de estos podríamos poner otros ejemplos muchos vinculados a los grandes acontecimientos y también a los pequeños hechos que jalonan nuestra historia en los que el pueblo fue puesto a prueba como entidad colectiva en su instinto de superviviencia: epidemias, sequías o invasiones que han obligado, casi como constante histórica al pueblo grazalemeño a luchar contra la dificultad extrema. Así ocurrió cuando se vio en la necesidad de emigrar para buscar el pan de los suyos cuando lo hizo a América a finales del siglo XIX y principios del XX, o a Europa y otros lugares de España o Andalucía en los años 50 y 60 del siglo XX.

4. Pero si de alguna cualidad el grazalemeño/a debe sentirse orgulloso, y tomar ejemplo para su futuro, es de su capacidad emprendedora culminada a mediados del siglo XIX en la primera revolución industrial; considerada como la edad de oro de la historia grazalemeña. El proceso tiene un largo recorrido y afecta a su economía, su urbanismo y su población. El ejemplo del crecimiento de la población es significativo. Así si a mediados del siglo XVIII, el catastro de 1752 señalaba una población de 4012 habitantes. Un siglo después, en 1850, Grazalema alcanza la cifra del doble de población, de 8888 habitantes. Dato importantísimo si tenemos en cuenta que el censo de Cádiz registraba, aproximadamente, 50.000 habitantes.

Podríamos seguir pero queda demostrado que desde el punto de vista histórico no es un tópico decir que el carácter de las gentes de Grazalema, para lo bueno o lo malo, es algo singular y tiene marcadas señas de identidad. Y esta afirmación tiene mucho que ver con nuestro hábitat en este hermoso y la vez duro lugar de la sierra y nuestra personalidad colectiva forjada a lo largo de los siglos en tantas situaciones difíciles.

Un lugar donde estos que nos llamamos grazalemeños llevamos más de 1000 años viviendo y en el que con la fuerza de nuestro empeño, nuestro coraje y sobre todo nuestra inteligencia esperamos vivir con prosperidad y un futuro feliz, a pesar de los tiempos difíciles que nos toquen vivir, como poco otros mil años más.

Gracias por su atención y hasta el próximo encuentro Dios mediante.

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