Antonio Atienza
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Las cuatro de la tarde de este jueves 11 de mayo de 2017. La hora escogida para despedir en la Iglesia del Carmen los restos mortales de José Oneto Castelleno, El Paquera, saetero de pro que tantas veces encaró la cara y el rostro de la Virgen y de Cristo en la calle, a pie de calle o desde un balcón. O desde un escenario.
Aficionado al flamenco como pocos, cuando la enfermedad le dio la primera cornada se retiró de los escenarios, hasta como presentador durante varias ediciones del Memorial Camarón. Y cuando superó esa primera embestida de la muerte, retomó su actividad, con sus limitaciones.
Pero esas limitaciones no impedían que se plantara en la calle ante la imagen y con todo el esfuerzo del mundo cantara una saeta al viento, se santiguara y siguiera su camino viendo la procesión.
El 22 de marzo del 2016, en la calle Colón, antes de que la hermandad del Prendimiento terminara de torcer por Constructora Naval, encaró a la Virgen y cantó. Y luego reconoció al que firma que la segunda cornada había llegado, que esta venía con malage...
Ya estaba grabada esa saeta en plena calle que hoy sirve de homenaje a un cabal del flamenco. A un hombre cabal.
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