El Martes Santo está en marcha. En torno a las 11:40 horas abría sus puertas la Parroquia de los Dolores y comenzaba a salir la cruz de guía de la Hermandad de El Cerro, cofradía que inauguraba una jornada en la que procesionan también San Esteban, Los Javieres, Los Estudiantes, San Benito, La Candelaria, Dulce Nombre y Santa Cruz.
A las ocho en punto de la tarde se abrieron las puertas de la parroquia de Santa Cruz. Entre los sones de la música de capilla, el paso del Santísimo Cristo de las Misericordias -talla anónima del siglo XVII atribuida al taller de Pedro Roldán- acompañado por la imagen de Santa María de la Angustia -de Emilio Pizarro en 1905- avanzó dentro del templo y apareció en la calle Mateos Gago con una leve brisa como regalo pasadas las ocho y veinte de la tarde, bajo las indicaciones del capataz Fernando Fernández. La Virgen de los Dolores, tallada por Antonio Eslava Rubio en 1967, salió de Santa Cruz poco antes de las nueve de la noche a la calle Mateos Gago con la maestría del capataz Carlos Yruela.
El Dulce Nombre, el misterio que representa el momento en que Malco le da una bofetada al Señor en presencia de Anás, dejó la plaza de San Lorenzo poco antes de las nueve de la noche en dirección a la Campana. El paso, cuyas imágenes fueron talladas por Castillo Lastrucci en 1923, entusiasmó al público. Bien pasadas las nueve y cuarto de la noche la Virgen del Dulce Nombre con San Juan Evangelista inició la estación de penitencia. El palio, que es obra también de Castillo Lastrucci, se hizo paso cuando la noche caída en las calles sevillanas.
La Candelaria se echó a la calle a las siete menos cuarto de la tarde dejando atrás la parroquia de San Nicolás de Bari, en el casco histórico. El Nazareno de la Salud, una talla de tamaño académico atribuida a Francisco de Ocampo (siglo XVII), se dirigió hacia la puerta del templo y el capataz Juan María Gallardo pidió que fuera en memoria de todos los hermanos que ese día no podían hacer estación de penitencia. El Señor de la Salud salió a la ciudad pasadas las siete de la tarde con la Marcha Real de la banda de las Tres Caídas. La Virgen de la Candelaria se levantó a pulso con las indicaciones del capataz Gallardo, que se acordó del hermano Rafael Tejada y "de nuestros mayores". Eran las ocho menos cuarto de la tarde cuando el frescor de las rosas de pitiminí y las flores de cala del palio comenzó a inundar la calle Muñoz y Pabón. La cuadrilla sacó a la Virgen con suavidad y juntando mucho los talones.
Salida del Señor de la Salud y Buen Viaje, de San Esteban. / Vídeo: José Ángel García
La hermandad de San Esteban comenzó su estación de penitencia diez minutos antes de las cuatro de la tarde desde su parroquia de la calle Águilas. Bajo un sol de justicia, el misterio que representa el momento de la burla al Señor traspasó la puerta ojival del templo rozándola levemente y se puso en la calle a las cuatro y cuarto de la tarde. El paso de Jesús de la Salud y Buen Viaje, que estrena restauración, reviró entre los aplausos del público, en dirección a la carrera oficial, acompañado por los sones de la banda de Nuestro Padre Jesús de la Redención. El último paso de San Esteban, el palio de la Virgen de los Desamparados, obra de Manuel Galiano, salió con extrema dificultad, como cada año, por la estrecha puerta del templo a los sones de la marcha Estrella Sublime.
San Esteban, por la calle Imagen. / Vídeo: Álvaro Ochoa
Sin una sola nube, la Hermandad de Los Javieres abrió las puertas de su parroquia de la calle Feria de Omnium Sanctorum sobre las 16:25 de la tarde. Recibido por potentes rayos de sol y sobre un monte de lirios, el Crucificado de las Almas, obra de 1947 de Pires Azcárraga, envió sus bendiciones a los presentes pasadas las cuatro y media de la tarde.
En esta salida se ha producido el único incidente destacable de la jornada. El dispositivo especial de Semana Santa ha tenido que evacuar a una mujer con posible fractura de cadera. Policía Nacional habilitó el paso para el acceso de la ambulancia de Cruz Roja que la trasladó hasta el Hospital Virgen Macarena.
Salida del Cristo de las Almas, de Los Javieres. / Vídeo: M. J. López
San Benito partió pasadas las cuatro y media de la tarde desde su parroquia de Luis Montoto, en Nervión. La Virgen de la Encarnación, el palio de la hermandad de San Benito y tercer y último paso de esta cofradía, recibió los primeros rayos de sol a las seis menos diez de la tarde con el deseo de su capataz, Jesús Morón, de eternizar la tarde. La Palomita de Triana, talla anónima del siglo XVII, emocionó al barrio y sobre todo a los abuelos del asilo de las Hermanitas de los Pobres.
Salida del Cristo de la Sangre, de San Benito. / Vídeo: Juan Carlos Vázquez
El Cristo de la Buena Muerte de Los Estudiantes, en la Fábrica de Tabacos, traspasó las puertas del histórico edificio a las cinco menos cuatro de la tarde.
Salida del Cristo de la Buena Muerte, de Los Estudiantes, en 360º. / Vídeo: Antonio Pizarro
El Cristo del Desamparo y Abandono y la Virgen de los Dolores pusieron en marcha una jornada en la que los barrios conquistan el centro. El paso de misterio saludaba a sus vecinos pasados doce minutos de las 12:00 y sería poco antes de las 13:00 cuando la esperada Virgen de los Dolores se presentaba ante su gente, en una abarrotada calle que lleva su mismo nombre.
El Cristo de Desamparo y Abandono, en las calles del Cerro.
El día está marcado por las altas temperaturas. Quienes acudan a ver cofradías han de extremar las precauciones para el calor. Mucha agua y protección contra el sol. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) prevé una máxima de 31 grados para este Martes Santo, valor que se mantendrá este miércoles.
Por este motivo se han instalado hasta cuatro puntos de avituallamiento de agua por parte de Emasesa en el recorrido de la Hermandad del Cerro, cofradía que hoy realiza la estación de penitencia con más horas en la calle. Estos puntos estarán ubicados en Ramón y cajal, 42; los Juzgados del Prado; Capitanía (vuelta); y, la Facultad de Económicas. Desde el Cecop además se recuerda que es importante evitar exposiciones prolongadas al sol e hidratarse constantemente.
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