jueves, 13 de abril de 2017

"¿QUÉ MÁS QUIERES QUE TE DIGA AMARGURA?"

Diario de Jerez

Primer plano de la Virgen de La Amargura, en su soberbio paso de palio.Alberto Vera
Mencionar a la advocación de la Amargura en el ámbito cofrade jerezano lleva aparejado una retahíla de hermosos piropos que difícilmente puede llegar a alcanzar otra Dolorosa jerezana. El verso y la prosa en torno a Ella ha llenado actos, conferencias, prosas y pregones, sobre todo estos últimos gracias al talento que han derrochado amarguristas de toda la vida: los Zarzana, Garrido, De Mora, Cosano, Gallardo, Montero Galvache, y el último de ellos, José Blas Moreno, este mismo año cuyos versos finales fueron una confesión de amor y devoción a esta imagen a la que le pidió que le dijera qué le podría decir más de lo que los más grandes de la poesía cofrade local le han dicho. Y en esta crónica, que más se puede contar de un Miércoles Santo amargurista entonado en blanco y azul.
La hermandad ubicada en Los Descalzos es una cofradía de ritos en la calle. Sonando 'Nuestro Padre Jesús' en el mismo atrio del templo nos indicó que el Señor de la Flagelación estaba casi en la calle; y cuando sonó 'Estrella Sublime', es La Amargura la que había traspasado el dintel de la iglesia. De siempre, en ese atrio, se reunía la vieja guardia amargurista. Con el paso de los años se ha ido renovando por otras caras y otros nombres dando el relevo a los que ya gozan de la presencia eterna de Dios.
La sbarrotada calle Medina acogió a la hermandad con ganas y cariño, ganas de revivir momentos cofrades exclusivos en torno a los dos grandiosos pasos, el primero -con un casi eterno proyecto de reformarlo- que nos muestra el momento de la flagelación del Señor. Nueve trabajaderas se reparten abajo para 45 hombres muy de la casa bajo el mando del capataz de la hermandad Paco Yesa y la música, bastante buena, de la banda de la Vera Cruz de los Palacios, que ya el Domingo de Ramos dejó buena muestra de su buen hacer tras La Coronación. La Amargura es una de las hermandades más numerosas en su cortejo. La fidelidad a la túnica nazarena es un principio que se cuida mucho por la calle Medina.
Tarde de calor, como preveían los hombres del tiempo, con cielo despejado y magnífico ambiente de Miércoles Santo en la calle. A esta jornada se le ha acuñado el día grande de la Semana Santa. Podría serlo por las cofradías que reúne pero a día de hoy, con el crecimiento que está teniendo la celebración de la Pasión en Jerez, son ya varios los días grandes que se podrían contabilizar. Sin embargo, el Miércoles mantiene unas esencias que no se pueden eludir si hablamos de Jerez. Una de ellas es ésta y más aún cuando el grandioso palio turquesa y azul de La Amargura pasa ente el público dejándolo con la boca abierta de admiración ante la belleza y lo que transmite la antigua Dolorosa de manto azul y oro, pieza a la que le vendría bien plantear una restauración. Su inconfundible olor a alelíes es el rastro que va dejando conforme va avanzando en su itinerario buscando otros rincones como la calle Naranjas, ineludible para la hermandad, la entrada a Corredera, Las Angustias... son pocos pero muy escogidos los lugares donde poder disfrutar de momentos exclusivos.
No es una hermandad de calles estrechas, excepto en la ida por Bizcocheros y Antona de Dios, todo un espectáculo ver tan grandiosos pasos por esas callejas del barrio de San Pedro. Allí sí le dicen a La Amargura muchas cosas; no en voz pregonera, pero sí en la voz que sale de los adentros, de lo más íntimo de cada ser.

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