jueves, 13 de abril de 2017

EL RÍO DE FE QUE BROTA EN SAN LUCAS

Diario de Jerez


Los devotos de Jesús de las Tres Caídas inundan ayer por la tarde la plaza de San Lucas.La Plaza de San Lucas, castizo y típico enclave de ese Jerez medieval que languidece y agoniza sin que los que mandan quieran saber nada de él, deteriorado y abandonado a su suerte, volvió a convertirse un año más, un Miércoles Santo más, en un ferviente y caudaloso río de penitencia. Las miradas al cielo en una tarde de fuerte calor eran una constante entre la riada de gente que acompaña al Cristo Caído y que se ufanaban por buscar un resquicio de sombra. Cientos y cientos de personas que van detrás del paso del Señor de las Tres Caídas: en sus rostros se leía la fe sencilla del pueblo, la esperanza silenciosa, el dolor tantas veces contenido y la petición callada de tantos y tantos lunes en presencia del Cristo caído bajo el peso de la Cruz. No se equivocaban el hermano mayor de la cofradía lucana cuando, en la mañana del Miércoles Santo, preveía mayor cantidad de gente tras el paso de misterio. Un fenómeno digno de estudio la devoción que despierta esta imagen. Once minutos tardó la comitiva de fieles en pasar por delante de la Rotonda de los Casinos.

Quince minutos pasaban de las cinco de la tarde, la hermosa y plateada Cruz de Guía de la hermandad hacía su aparición en el angosto dintel del templo dedicado al evangelista que glosó la bondad y la misericordia de Dios, tras la que iba avanzando, poco a poco, un cada vez más numeroso, este año unos trescientos, cortejo de túnicas negras, escudos mercedarios y cirios color tiniebla, mientras se comenzaban a escuchar las voces limpias e infantiles de la Escolanía entonando el Miserere, el salmo con el que suplica el perdón de Dios.


ONCE MINUTOS TARDÓ LA COMITIVA DE FIELES EN PASAR POR LA CÉNTRICA ROTONDA DE LOS CASINOS
Por fin apareció, sobre un monte de iris morados, la imponente figura del Cristo caído que tallara Ramón Chaveli, portado por 24 costaleros, a las órdenes, un año más de José Crespo Laínez, que salvaron con maestría la angostura de la puerta lateral del templo; tras ellos, la multitud, devota, silenciosa y recogida, se agolpa tras el paso para realizar, junto a la hermandad de San Lucas, su estación penitencial.

La Virgen de los Dolores iba hermosísima en su palio en el día de ayer, destacando sobremanera la manera de ir vestida, al estilo dieciochesco, una obra maestra del vestidor José Carlos Gutiérrez, y llamando la atención, un año más, el exquisito exorno floral compuesto de cardos, fresias, rositas de pitiminí de color champagne, rosas malvas y flor de cera, que habla muy a las claras del buen gusto del equipo de mayordomía de esta Hermandad. Como detalle emotivo, el recuerdo a quien fuese su hermano mayor, el bueno de Paco Bazán, que hace ya cuatro años que nos dejó, en forma de rosa roja entre las siete rosas blancas que recuerdan los dolores de María.

Treinta hombres, a las órdenes de Tomás Sampalo, tenían ante sí el reto de salvar la estrechez de la puerta, desafío que salvaron con maestría y buen hacer. En el apartado musical, la Banda Municipal de Gerena, con un escogido repertorio de marchas fúnebres, añade, aún más si cabe, solemnidad al transcurrir de este imponente palio, que ha ido dejando estampas inolvidables por las calles de Jerez.

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