Mañana del Viernes Santo. Cuando todavía se escuchan los sones y tambores de la Madrugada de las Madrugadas, cuando algunos todavía no se han acostado pues sus hermandades siguen en la calle, cuando algunos duermen aunque el sol hace tiempo que se encuentra en lo alto, cuando todo eso sucede en Villaluenga del Rosario sale la procesión más íntima, más nuestra, más especial.
Están lo que están porque muchos no pueden porque tienen que atender sus labores, otros tienen compromisos y algunos ni están ni se le esperan porque son de esos que dicen querer al Villaluenga, se rasgan las vestiduras y después marchan a sus casas y si te he visto ni me acuerdo...
Hoy decido irme directamente al Calvario y esperar a Padre Jesús en su larga, pesada y angustiosa subida. Siempre digo que mi estómago va algo más lento que mi cuerpo y sobre todo mi mente y hoy es uno de esos días.
Me senté en la roca de siempre y recé el rosario. Las intenciones solo Dios y nuestra Madre del Rosario que hoy es Dolores y Soledad las conocen.
Y de pronto vi un pequeño murmullo y Jesús con la Cruz a cuesta al cual le costaba subir la empinada cuesta que lleva a la blanca ermita del eterno Calvario. Pocos costaleros entre jóvenes y mayores lo van subiendo pues sin esos hombros fuertes en fe y devoción aunque cansados muchos de ellos por los años se perdería una de las tradiciones, uno de los momentos pasionales y de profunda devoción que se vive cada Viernes Santo en Villaluenga del Rosario.
Algunos me decían por las redes: ¿Hay poca gente? Puede ser, siempre es deseable que hayan más, aunque estaban las que tenían que estar, las que podían estar, porque otros que no han podido acompañarlo han sido costaleros del alma pues también se les ha sentido aquí.
Rezos y cánticos para que la Procesión de Padre Jesús bajara la cuesta de la ermita hasta llegar a las coquetas, también difíciles calles de la Villa para quienes los llevan en sus cada vez más hundidos hombros, hasta llegar a la Iglesia de San Miguel Arcángel que tras los cánticos y oraciones de los propios vecinos se recogió un año más y van muchos la imagen de Padre Jesús para mayor honor y gloria de Dios y de los vecinos e hijos de Villaluenga que quieren a su tierra más allá de sus propias fuerzas y con todo el corazón.
Esta tarde tras los Oficios de las cuatro y media de la tarde tendrá lugar la Procesión del Santo Entierro o Cristo del Calvario y Nuestra Madre de los Dolores en su Soledad.
Jesús Rodríguez Arias
Fotos: Jesús Rodríguez Arias
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